@|Un hecho conocido es que las certificaciones médicas son un gran problema para el país en la actualidad. Provoca un perjuicio económico y social.

Sin embargo, poco se habla (y menos se hace) respecto a las certificaciones en el sector público, porque el Estado es una empresa que no se queja y que oculta el costo de las licencias por enfermedad dentro del costo salarial normal.

En el ámbito público, es una pérdida neta de productividad porque se paga el 100% del sueldo a cambio de 0% de trabajo. Influye en la estima y en la motivación de aquellos funcionarios que sí van a trabajar (como corresponde en una relación de trabajo) y que tienen que tolerar que algunos de sus "compañeros" cobren lo mismo por no trabajar, por no pasar frío, por no tener que madrugar, por no tener que gastar en transporte hacia el lugar de trabajo...

Lo raro es que hay funcionarios que se certifican con más frecuencia que otros y generalmente por "enfermedades que no se ven" (estrés, depresión, etc.).

¿No será el momento de revisar las leyes? ¿No tendremos que premiar a los que sí trabajan en lugar de a los que no lo hacen? ¿No tendremos acá una herramienta para bajar el gasto público?