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Celestes y no grises

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@| Cuando se te queda el auto en la ruta, o se enferma tu viejo, o te accidentás en la calle, o se te quema la casa o cuando precisás un medicamento y no lo podés pagar, allí siempre hay un uruguayo solidario que te ayuda sin preguntar si sos de los que se juntaron en Durazno o sos de los que fueron a Piriápolis. No le interesa si sos del campo o la ciudad, ni si votaste a los blancos o al frente, ni mucho menos si sos de la oligarquía o del pueblo; te ayuda y punto. Y lo hace porque el uruguayo es solidario y en ese momento no lleva bandera ni cartel, ni líder, sino que lo único que le importa es darte la mano porque si, nomás. Pero en estos días parece que algunos que son más grises que celestes, quieren abrir una brecha y ponernos en aldeas diferentes siendo que somos del mismo barrio y vecinos de toda la vida. Sería bueno que no nos dejásemos ganar por las circunstancias, ni por los grises, sino que demos el espacio que como uruguayos siempre estamos orgullosos de dar a la empatía, que intentemos ponernos en lugar del otro y no frente al otro. Quien quiere un cambio, razones debe de tener y quien no los quiere, quizás no sea por necio.

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