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Un cambio, por Montevideo

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@|Por impericia de los últimos Intendentes o por mala estrategia de todos, hace 30 años se entregó a manos de la izquierda la Intendencia Municipal de Montevideo, y no se tuvo la habilidad ni el candidato apto para recuperar algo tan caro a los valores del partido, como es la conducción del bienestar de los habitantes de la capital del Uruguay.

Hoy, todos somos rehenes de la incompetencia de la administración frenteamplista, que dice haber soñado con arreglar el mundo y hoy ha demostrado incapacidad hasta para reparar una vereda.

Es así que Montevideo se ha desarrollado violenta y anárquica. La administración frenteamplista no ha tomado las previsiones necesarias -no hubo planificación con amplia visión de futuro - para que el proceso de su desarrollo se encauzara hacia una línea armoniosa y racional con una amplia visión de futuro, teniendo en cuenta el avance de la tecnología y el crecimiento desmedido de su territorio.

El gobierno izquierdista no supo armar una política que le diera orientación y control a su crecimiento.

El Montevideo frenteamplista observa un carácter inhóspito y peligroso. Es el Montevideo que, para muchos, es la "ciudad ingobernable". Pero sucede que se trata de una ciudad-reto que no ha tenido todavía la fortuna de contar con un intendente de coraje, con audacia, que no se ha entregado más al trabajo que para figurar en los medios de difusión.

Hemos vivido el desarrollo sin conservación. Luego, se aplicó la conservación sin desarrollo, y desde hace tres décadas que no tenemos ni desarrollo ni conservación y vemos que así como se caen los árboles, las columnas y los semáforos, poco a poco todo Montevideo se cae a pedazos.
Los montevideanos estamos molestos y enojados, pues vemos que nuestra ciudad, que otrora fue motivo de admiración para turistas y para aquellos entendidos en urbanismo, hoy es una urbe abandonada, sucia, desprolija, donde demoramos más de lo habitual para caminar una cuadra, pues debemos esquivar los excrementos de los perros, las baldosas rotas, etc.

Para caminar por las calles de Montevideo hay que ser un habilidoso contorsionista. En esta ciudad, el transporte público es anárquico, anticuado y contaminador. Los hurgadores van en aumento e invaden la ciudad; la contaminación sonora, por culpa de los caños de escapes de motos y autos, ya nos está afectando la salud.

Las definiciones acumuladas en la insatisfacción de las necesidades más sentidas de los montevideanos y las necesidades básicas del crecimiento de la población requieren definir como premisa fundamental de toda estrategia, la de ganarle el control al crecimiento de la ciudad en el próximo período.

Aquí estará la clave para la desconcentración de la ciudad, para la creación de nuevos centros urbanos y áreas inmediatas, y para el mantenimiento, mejoramiento y la ampliación de los servicios públicos.

Es por todo esto y mucho más que debemos encaminarnos ya a la recuperación de Montevideo y de su gobierno. Con un proyecto realista y audaz, que apunte a la transformación total y absoluta de la ciudad, dejando a un lado las antiguas estrategias; que asegure el cambio, para sacarla de la crisis y echar las bases de un futuro de grandeza, haciendo de nuestra capital un espacio deseable para todos.

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