@|Existe una costumbre, poco lógica, de cambiar las denominaciones de calles y avenidas que ciertamente a veces no logran lo deseado: ejemplo, el bulevar Propios, cuyo nombre sigue plenamente vigente.

En nuestra opinión, en este similar caso se hallaría actualmente la polémica desatada a raíz del pedido de cambiar el nombre del Aeropuerto Nacional de Carrasco que hoy lleva la denominación del General Cesáreo L. Berisso, pionero de la aviación uruguaya desde antes de la Primera Guerra Mundial; destacado partícipe de los primeros vuelos en nuestro territorio y asimismo de los iniciales en toda América del Sur. Si se releen las obras del gran historiador de nuestras alas, Don Juan Maruri, en sus biografías, se denota que Berisso no sólo se destacó exclusivamente en su servicio como militar sino que asimismo (como si sus hazañas no hubieran significado la mayor honra para un piloto compatriota) prestó destacados servicios en la vida civil como presidente de Pluna y miembro principal de la administración del aeropuerto de Carrasco, por ejemplo.

Declarado por el Poder Ejecutivo en 1968, como Precursor de la Aeronáutica Uruguaya, también lo fue de la Aviación Argentina, pues supo volar también los cielos hermanos.

Fue uno de los doce pioneros de la Aviación Latinoamericana, reconocidos por los historiadores del tema a escala mundial y por ende, el único uruguayo de los 65 aviadores que figuran en el Almanaque Mundial en su cronología global.

Por cierto que la figura inolvidable del Presidente Jorge Batlle merece quedar en el bronce, y lo está en la memoria de todos, pero no al ingrato costo de borrar lo ya establecido.