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Cada quien atienda su juego

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@|Para buena parte de la población, la decisión adoptada por el gobierno nacional de no conceder la cadena nacional de radio y televisión al PIT-CNT para trasmitir su proclama del próximo 1° de Mayo, pone las cosas en su lugar y es una correcta muestra de claro ejercicio de autoridad y determinación política.

Como bien se aclaró, tampoco se le hubiera concedido a una gremial empresarial, ya que es una herramienta que debe reservarse para comunicar asuntos de interés nacional que hagan a la comunicación de actos de gobierno. Otros ciudadanos, así como representantes de la oposición, criticaron la decisión adoptada, argumentando que esta negativa no hace bien al “clima de unidad y buen relacionamiento” entre la gremial de trabajadores y el gobierno, que “el país requiere” en estos tiempos de especial coyuntura económica.

Tal vez haber tenido la oportunidad de utilizar esa “cadena nacional” por los pasados quince años de gobierno frentista –donde se confundían roles y en general se alababa al gobierno- les hiciera perder el sano criterio de entender que cada quien debe cumplir su cometido, que no es bueno mimetizarse con el partido de gobierno.

Ahora la organización solicitante propone la realización de una caravana de autos y motos en lugar de los cuatro actos que habían propuesto anteriormente, donde aseguran se tomarán los recaudos necesarios para cumplir con las exhortaciones de “distanciamiento social” que la emergencia sanitaria nacional en su etapa de “mitigación”, reclama.
Ciertamente incomprensible. Como lo es uno de los temas de la convocatoria, cual es el tratar aspectos de la Ley de Urgente Consideración.

Llama la atención que esta organización -que debiera velar por las condiciones laborales de los trabajadores y dedicarse a defender sus derechos- pretenda encargarse de tratar aspectos de un texto del proyecto de Ley (que está en conocimiento de todos los legisladores desde antes de su ingreso formal al Parlamento) con una muy clara intencionalidad política, lo que excede sus propios fines.

Serán ellos, quienes en cumplimiento de su función constitucionalmente establecida, tendrán la oportunidad de discutir, argumentar y aún de introducir modificaciones en todo o en parte de ese articulado. No se aprobará “a tapas cerradas”. Cada quien debe “atender su juego” esto es, cumplir con las funciones que dentro de la organización política de nuestra República, la Constitución Nacional y la Ley les asignan.

Estos tiempos de emergencia sanitaria que vivimos, dejan al descubierto por igual grandezas y mezquindades humanas, las que demuestran las diversas formas de reaccionar de personas y entidades públicas y privadas frente a la pandemia.

Cada uno a su tiempo, tendrá que asumir sus responsabilidades.

Es en las situaciones límites, donde se ponen a prueba: temples y equipos, los que administrarán la situación, establecerán prioridades a atender y adoptarán decisiones las que habrán de basarse no sólo en conocimiento y ciencia, sino por sobre todo en atender a los sectores más vulnerables, con los siempre escasos recursos financieros disponibles.

Todo ello sin descuidar la economía, el sistema sanitario, la seguridad y la libertad. Nada sencillo.

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