@|Todo el mundo habla de la grieta entre los populistas K y los liberales.
Esta enorme fractura social creada por Kirchner y profundizada por Cristina Fernández, ha separado a los argentinos en dos grandes mitades. Por un lado, una masa de lumpen incapaz de razonar, fidelizada a base de planes y liderada por una burocracia corrupta que los usa para enriquecerse.

Del otro lado, la Argentina trabajadora y pujante. Esta fractura política coincide con la fractura educativa y la fractura ética. No es una brecha entre ricos y pobres, sino entre gente dispuesta a trabajar y gente que no quiere trabajar.
Además de la fractura político-ideológica, Argentina está partida desde el SXVII, por la histórica grieta entre Buenos Aires y las provincias. Hoy esa grieta se ha vuelto más ancha y larga, luego que Fernández anunciara retenciones a la producción rural.

Pero hay más grietas, algunas grandes, otras más chicas. Hay grietas religiosas, grietas de sexo, grietas de derechos humanos, grietas de nacionalidad, y creo que hasta grietas de fútbol.

Argentina es un país que dejó de ser nación. Es un frágil conglomerado de corporaciones. El perfecto caldo de cultivo para una revolución o una guerra civil.