@|Un Estado deudor con antecedentes de incumplidor; una pandemia sanitaria que trajo recesión, cierre de fronteras, pronóstico de acechanzas y sin recursos para pagar los vencimientos de la deuda externa.

Es en medio de esta grave situación descripta, que un meritorio y respetado negociador logra un ponderable acuerdo con amplia aceptación de los acreedores, generosa prórroga de vencimientos y reducción de intereses de la deuda.

¡Excelente!, ahora el desafío es político: lograr con seriedad un diagnóstico realista, del cual surja la propuesta seria y consensuada, creíble, a partir de bajar ya mismo al mínimo el costo de la política y sus privilegios; dando ejemplo del rescate de valores de conducta, restaurando condiciones que fortalezcan la cooperación y la producción, como medio para mejorar herramientas de eficiencia como el crédito, palanca de inversión y desarrollo económico y social.

Terminar con la corrupción en todos y cada uno de los sectores públicos.

Transparencia en la gestión de la administración pública sin privilegios ni impunidad. Reducir así el alto costo actual para trabajar y evitar riesgos derivados de abusos impositivos; restaurar tranquilidad a los actores económicos y entender que se necesita de la creación de bienes, servicios, empleos, poder exportar al mundo y honrar los compromisos.

Se necesita buena educación e información, un gobierno austero, una Justicia responsable y oportuna que nos cuide de los delincuentes a quienes hay que tenerlos lejos del poder y la impunidad.

Sólo así tendremos progreso y bienestar en armonía.