Día del Patrimonio

Yo tenía 8 años de edad cuando conocí a Amalia de la Vega. Eran mis primeras incursiones en la guitarra española, donde germinó un amor por el folklore que hoy ya es infinito.

Mi propia profesora, Mirta Martínez, era alumna de la maestra Amalia. Y ambas se convirtieron en algo así como mi madre y mi abuela musicales; mis duendes musicales.

Era tanta la admiración con que Mirta hablaba de su Maestra, que pronto heredamos ese amor por la profesional y por el arte que ella transmitía.
Con el tiempo supe más sobre Amalia de la Vega, y hoy -ya sexagenaria- recorro sus canciones evocando aquellos mágicos cuadernos verdes donde Mirta guardaba las letras como tesoros invaluables.

Me sumo con honra al homenaje que haremos a Amalia de la Vega, y reverencio con amor la memoria de esta Maestra de nuestra música nativa.