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Y se fue...

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@|Ernesto Talvi dejó la política con nombre y apellido, decidiendo estar en la reserva con la conducción técnico-política de su partido y por esa vía serle útil del mismo modo que a la Coalición de Gobierno.

Es una decisión respetable sin duda, pero que deja experiencias.

Entrar en política requiere de caparazón y velocidad al mismo tiempo. Una sin la otra lleva a no incidir como se quiera y a sentir la decepción que acompaña los malos ratos.

Como se sabe, "En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira". Este dicho de un escéptico con todas sus vacilaciones, no deja de contar con una dosis de verdad.
Tal vez fue la que faltó en este caso. Porque el arte de lo posible (no estamos hablando de otra cosa) refleja siempre que no hay victoria ni derrota completa que, en su replay, no tenga otra oportunidad si se sabe advertir donde ella se presente.

También es verdad que luego de cierto recorrido exitoso en la vida, es muy difícil comprender que nunca alcanzas el logro definitivo.

Un uruguayo del siglo pasado nos dejó un legado vigente hoy y siempre: "No llegaremos nunca porque siempre habrá ideales no alcanzados, hechos a transformar en realidades".

Esta visión de la ciencia, junto al Casmu, nos la legó, sin cobrar nada por ella, Carlos María Fosalba. Todavía ni la comprendimos, ni la agradecemos. Ernesto Talvi tampoco.

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