Inseguridad pública

@|La seguidilla de hechos que pueden no salir en los diarios ni en la TV, motiva mi carta. 

El martes 27 de marzo, temprano en la tarde, un familiar concurre a la panadería de Arocena y Mones Roses. Baja una pareja mayor de un auto con matrícula argentina. El hombre deja pasar a mi familiar y a su señora y entra. En unos minutos, detrás de ellos, entran dos hombres bien vestidos, sacan un arma, encañonan al argentino y le dicen que entregue el dinero que acaba de sacar de un banco de Arocena. El Sr. titubea y es la esposa la que le dice que lo entregue. Así lo hace, y los delincuentes se retiran. 

En el ínterin, la empleada de la panadería había pulsado un botón de pánico. En 10 minutos nadie apareció. Mi pariente espera unos momentos, mientras el Sr. anonadado, repetía: “Nunca me pasó algo así en Montevideo”. Allí se esfumaron unos cuantos miles de dólares gastados en propaganda sobre el “Uruguay, país seguro”. En 20 minutos, nadie apareció.
Cuando cuento esto, llega una amiga muy angustiada, ya que en la tarde del mismo día, en Pocitos, mientras su hija bajaba una silla de ruedas, en la que se desplaza su hijo discapacitado, es atacada por un delincuente que le exige la entrega de dinero. Se resiste y cae el suelo, el niño llora, presa de una crisis. Se llevan el celular del joven y algunas pertenencias que se caen de la bolsa de la señora, que con sus gritos los ahuyenta y parten en una moto. Resultado: fractura de rótula. 

Ya sé que el Ministro dirá que fue imprudencia de la señora resistirse, pero nadie sabe cómo va a reaccionar cuando le van a llevar un dinero que juntó para pagar una cuenta. 

Lo primero es que Nos Protejan y lo escribo con mayúscula por si lo han olvidado; que cuiden la calificación en seguridad del país; y que se dejen de comparar para abajo y lo hagan para arriba, como una aspiración a alcanzar. 

Todo lo demás es cháchara que nos pueden ahorrar.