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El Partido Popular, entre otros partidos constitucionalistas, ha convocado a una manifestación mañana domingo 10 de febrero en la Plaza de Colón, en Madrid.

Las causas de tal iniciativa no son para nada menores. España vive en estos momentos la mayor crisis institucional vista en los cuarenta años que van de democracia. Y está bien claro que la misma no la han provocado ni la derecha, ni el centro, ni los militares, ni los liberales, ni las osamentas de Franco que descansan en el Valle de los Caídos, sino la desmedida ambición de quien está al timón del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su inescrupulo- sa corte de podemitas, proetarras, y golpistas catalanes.

Es decir, esta situación la generó la izquierda, siempre más preocupada por los dictadores del pasado que por los del presente (Cuba, Maduro...), y como toda la vida despreciando la democracia y el valor de las instituciones.

El disparatado derrotero de Pedro Sánchez ha puesto a toda la Nación española en una situación de grave riesgo, a la que ni siquiera se asomó con el intento de golpe de Tejero el 23F, y ha tenido un patético corolario en la reunión mantenida por este con Torra, y fundamentalmente en los esquizofrénicos veintiún puntos de su propuesta.

Pero más allá de lo dramático e increíble que pueda resultar ver cómo la Nación entera es rehén del ego descontrolado de una sola persona y de los compromisos que este ha asumido con los enemigos de la misma para llegar y mantenerse en Moncloa, es interesante recapitular y analizar en qué se traduce este ataque a las instituciones que ha desplegado hoy la izquierda separatista (y bolivariana) de España de la mano de Sánchez.

A saber:

1- Desconocimiento de las disposiciones constitucionales y estatutarias con fines independentistas, tal como lo pretende el conglomerado separatista y lo tolera el Presidente del Gobierno. El marco jurídico en que se debe manejar esta crisis está determinado sin lugar a dudas, únicamente por la Constitución española y el Estatuto.

No existe posibilidad legal alguna de moverse fuera de ese ámbito. Por tanto cualquier especulación al respecto debe ser descartada. No hay mecanismo jurídico que prevea la posibilidad de separación en el esquema constitucional y legal actual.

Al Presidente del Gobierno solo le cabe cumplir y hacer cumplir la ley. Todo lo demás es ilegal, y por tanto debe ser castigado con el máximo rigor. Pretender desmembrar al Estado español es una ofensa mayor.

2- La autodeterminación, tal como se entiende en materia de derecho internacional público, y co-mo funcionó durante los procesos de descolonización de mediados del Si- glo XX no aplica en forma alguna al caso catalán, ni al asunto vasco.

Insistir sobre el tema es pura retórica que solo busca minar las bases de un sólido Estado de Derecho. Ni la historia, ni el derecho internacional, dan lugar a estos planteos.

3- Independencia del Poder Judicial. Los separatistas comprometen su apoyo a Pedro Sánchez en función a que la Fiscalía retire la acusación de rebelión contra varios de los implicados en los hechos del 1-O.

Atacar de esta manera uno de los más preciados bienes de la democracia y el Estado de Derecho español, es decir la independencia del Poder Judicial, además de un acto de total bajeza política, es algo típico de la izquierda que palanquea a Sánchez. La cual recordemos, nada tiene de democrática, y mucho carga de violenta y totalitaria.

Los prohombres y barones del PSOE han huido despavoridos a pararse bien lejos del Presidente del Gobierno, al que solo lo rodean abertzales, supremacistas, y chavistas-maduristas. Una comparsa de miedo.

4- Desvaloración del Parlamento. Establecer una mesa de diálogo con determinados partidos y nombrar “relatores”, cuando el escenario natural donde los partidos políticos deben dialogar y negociar es en el Parlamento, es precisamente quitar valor a esta institución fundamental de la Democracia representativa, cuyo principal cometido es resguardar las libertades individuales y colectivas.

No es novedad que un parlamento débil resiente todo el sistema. Y así es desde la moción de censura al presidente Rajoy. Como bien dijo este, los escaños que se necesitan para llegar a la Moncloa, no son los exactamente necesarios para gobernar bien. ¿Espabilará a tiempo Sánchez y dimitirá? ¿Convocará a elecciones ya y acabará con esta farsa? Pues no lo pondrá tan fácil. España y el bienestar de los españoles es lo último que le preocupa.

Por todo esto, hacerse presente este domingo en Colón, en cuerpo el que pueda llegar hasta allí, o en alma para los que estamos lejos, es una obligación moral y un compromiso para con la democracia española.

Está en juego el modelo de convivencia que desde España ha sido ejemplo para el mundo, está en riesgo esa España constitucional que tanto nos ha dado, y el futuro de la Nación, las libertades, y el bienestar que hemos gozado como consecuencia del trabajo y sacrificio de miles de personas de todos los partidos democráticos.

Es responsabilidad de todos los españoles que creen en la democracia y valoran todo lo bueno que ha pasado en los últimos cuarenta años velar por el futuro de España, por su unidad, por la defensa de la Constitución, y por hacer un frente común, decidido, sin complejos y firme, que logre la inmediata convocatoria a elecciones nacionales.

Este domingo una sola bandera: ¡la de España!

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