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De niños y marihuana

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Washington Beltrán
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El legado de Mujica y la inoperancia frenteamplista para corregir el camino al despeñadero han marcado a fuego la presidencia de Váz-quez, que se ha limitado a acumular días, todos iguales y sin ideas.

Allí está como patético e inapelable testimonio lo ocurrido en la escuela N° 385 del barrio Maracaná, donde dos niños de 10 y 13 años han mantenido en vilo durante días a las autoridades y familias de los alumnos, porque consumen marihuana en el horario escolar y amenazan a las niñas con que las van a violar si van al baño solas. Tras las denuncias policiales, los padres de los dos menores fueron citados varias veces por la escuela, pero no hubo solución. Según una de las madres alarmadas, "la mamá de los chicos no vive con ellos y el padre le dijo a la directora que no sabía qué hacer, porque como la marihuana es legal…".

El relato sigue: la semana pasada el grupo de padres de la escuela se reunió con la directora y con una psicóloga para intentar solucionar la situación. "Nos dijeron que entendían nuestra preocupación, pero que esos niños eran parte de la sociedad y nuestros hijos se iban a encontrar con ellos en cualquier esquina, por lo que lo mejor era hablarles en las casas y explicarles lo que es la marihuana y qué es una violación".

Y bien, desde el gobierno se podrá decir que es un episodio aislado, que de ninguna manera compromete la seriedad de la educación, el sólido manejo de los centros educativos que ha caracterizado la gestión del Frente Amplio, las maravillosas virtudes de la legalización del consumo de marihuana y la absoluta seguridad de los ciudadanos gracias a la magnífica tarea del ministro Bonomi.

Pero ¿alguien se lo cree, o la certeza de la gente es que hay un franco deterioro de la educación, que es penoso el estado en que se encuentran algunos (por lo menos) centros educativos, que existe un rotundo fracaso de Bonomi y que la campaña de legalización de la marihuana y el consumo de la marihuana en sí mismo han comenzado a dar, lamentablemente, sus frutos? ¿Quiénes son los verdaderos responsables de este episodio en la escuela del Maracaná? ¿Quiénes respaldan absolutamente todo en el Parlamento con sus votos? El Mides, ¿qué hace y para qué está? ¿Le seguirán echando las culpas a la oposición, a la derecha, o al muy maloso plan Atlanta que invocó Sendic cuando se le vino la noche?

Lo cierto es que esos niños que tan mal se portan, tienen derecho a tener una vida normal como todos los demás, a educarse, aprender y prepararse para el futuro. Y los otros niños, los que no fuman marihuana ni amenazan, también. ¿Y entonces?

Al gobierno se le acorta el tiempo y las instancias para marcar algunas mejoras en el ámbito de la sociedad son cada vez más escasas. Se han dilapidado días, semanas y meses en infructuosas negociaciones internas dentro del partido de gobierno y muy poco se ha concretado. No hay duda que el legado de Mujica resultó más gravoso de lo pensado; el Frente Amplio no ha encontrado respuestas y difícil que las encuentre.

El primer gobierno de Vázquez vino con el viento de cola de la economía mundial e incluyó reformas como la creación del Ministerio de Desarrollo Social, el nuevo sistema tributario o la reforma de la salud. Se podrá discrepar o coincidir, pero allí están, se aplican y reciben críticas o aplausos por parte de la sociedad.

Pero este segundo gobierno ha logrado hacer desaparecer a la mayoría de las discrepancias —y también de los aplausos— con el simple mecanismo de no hacer nada. El Frente Amplio conserva la mayoría igual que en sus gobiernos anteriores, pero desapareció el gran motor que fue la unidad de la fuerza, que solo se mantiene al precio del silencio de las ideas y la inexistencia de propuestas para contradecir, discutir y acordar. Desapareció la mística frenteamplista por la obtención del poder, y de la mano de Mujica se instaló la pelea por el reparto del poder.

Con ese panorama y con el viento de cola de la economía mundial que ha amainado, la parálisis política es total. Eso genera desconcierto: ¿qué clase de país somos y hacia dónde vamos? ¿Cuál es el futuro del Uruguay? ¿Qué oportunidades ofrece Uruguay a los jóvenes que estudian y se preparan para un futuro mejor? ¿Por qué se van? ¿Por qué quieren irse?

Tal vez las respuestas están en el episodio de la escuela del Maracaná. Los niños que consumen marihuana y amenazan a sus compañeros; los compañeros que deben convivir con ellos, pese al clima de amenazas y miedo; el Estado o las autoridades de gobierno que no encuentran solución al problema y entonces no hacen nada. El Frente Amplio, todo el Frente Amplio, es el responsable. Con dijo Frankenstein, es un horror.

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