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Larrañaga jugó fuerte

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Este es un momento de alarma, hay un quiebre en nuestra sociedad, un importante y acelerado deterioro de la convivencia, y hay que ponerle freno”, fue la categórica afirmación del senador Jorge Larrañaga cuando anunció la presentación de una decena de proyectos de ley vinculados al tráfico de drogas, al aumento del régimen punitivo a menores de edad y la creación de la Guardia Nacional.

Este es un momento de alarma, hay un quiebre en nuestra sociedad, un importante y acelerado deterioro de la convivencia, y hay que ponerle freno”, fue la categórica afirmación del senador Jorge Larrañaga cuando anunció la presentación de una decena de proyectos de ley vinculados al tráfico de drogas, al aumento del régimen punitivo a menores de edad y la creación de la Guardia Nacional.

No es la primera vez que Larrañaga promueve medidas para luchar contra la inseguridad. Tampoco es el único dirigente de la oposición que ha intentado aportar ideas en esta materia, porque de alguna manera refleja el sentir de todos los ciudadanos, más allá del partido político que integre. El auge de la delincuencia no respeta banderas ni ideologías (y vayan si lo saben el ministro de Economía y el de Ganadería, entre otros); es muy igualitario y golpea a todos sin distinciones. Si el gobierno conversa solo con gente del gobierno, se niega a escuchar nuevas ideas y sigue haciendo lo que ha estado haciendo hasta ahora, es muy difícil que los resultados cambien. Lo sensato sería sentarse, escuchar, analizar y discutir la viabilidad de las propuestas o mejorarlas, pero no rechazarlas porque tienen el origen en el adversario político.

El Presidente de la República parece dispuesto a dar el paso y reunirse con los principales líderes de la oposición, luego de gestiones realizadas por el senador Pablo Mieres con el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García. Bienvenida esta actitud. No es sano que un gobierno se maneje con pretensión de infalibilidad y más en un asunto de profunda repercusión en la sociedad. Sin ir más lejos ya lo había hecho Mujica al comienzo de su mandato.

El tema es si la voluntad de diálogo está presente, si se va a escuchar e intercambiar ideas, si luego ellas se llevan a la práctica o es simplemente una cortina de humo para distraer la atención de los cascoteados ciudadanos, alarmados porque los roban sin misericordia, pero, sobre todo, por el poco valor que ha adquirido la vida. Con Mujica fue un chasco. El desafío es saber ahora hasta dónde llega Vázquez.

Descartar, sin más, propuestas que vienen de la oposición por el solo argumento que vienen de la oposición parece un dislate. Pero hay algo que sí está claro y es que las políticas adoptadas hasta el momento han fracasado estrepitosamente, aunque ello nunca afectó la arrogancia de sus jerarquías: cuando líderes de la oposición propusieron la necesidad de alcanzar un pacto nacional para enfrentar el narcotráfico, desde el Ministerio del Interior se respondió al planteo con una irónica y dura nota en la página de esa secretaría de Estado.

Larrañaga precisó que sus propuestas se han inspirado en la realidad del día a día en base a planteos realizados por fiscales como Gustavo Zubía y Gilberto Rodríguez, y jueces como Néstor Valetti. “Hay que eliminar la puerta giratoria de las cárceles. Que no se diga que no hace falta legislación que pueda dar una mano”.

Las normas que incluyen el conjunto de medidas propuesto abarcan temas como:

-Comercio de drogas: se modifican las penas sobre el comercio ilícito de estupefacientes y ninguna modalidad delictiva admite la excarcelación. Junto a ello hay un endurecimiento de las penas mínimas en el tráfico y venta de cocaína y sus derivados (pasta base). “El mensaje -apuntó Larrañaga- debe ser claro: el que se mete con drogas va preso. El narcotráfico, sea del tamaño que sea, no puede ser tolerado”.

-Situación de los menores: para las infracciones gravísimas se duplica la pena máxima de cinco a diez años; la pena mínima se lleva de 12 a 24 meses, y se elimina el régimen de semilibertad. De acuerdo a los informes, el 36% del total de las infracciones que se cometen son gravísimas (rapiña, tentativa de rapiña, tráfico ilícito de estupefacientes, homicidio muy especialmente agravado, homicidio especialmente agravado, lesiones gravísimas culpables, secuestro, tentativa de homicidio especialmente agravado y violación), lo que habla de una mayor peligrosidad. También se establece a texto expreso la responsabilidad de los padres por faltar a las responsabilidades de la patria potestad.

-Medidas para el ámbito rural: el tema de la legítima defensa en las zonas rurales, por sus especiales características de aislamiento, hace necesaria una reglamentación especial, donde el entorno del hogar debe ser extendido.

-Guardia Nacional: la creación de un cuerpo militar de unos 2.000 efectivos con especial instrucción en los cometidos policiales, es una vieja propuesta de Larrañaga que se repite en esta batería de proyectos. La idea fue criticada por el ministro de Defensa Nacional con el argumento de que sería “reconocer que estamos en un estado de guerra interna y no lo estamos”. Pero lo cierto es que hay vastas zonas de Montevideo donde la Policía no entra y rige la vieja ley del más fuerte.

En definitiva, Larrañaga maneja ideas concretas para que el Estado se fortifique en su lucha contra el delito. El pueblo reclama seguridad y el senador se ha hecho eco de esa exigencia. No significa que estas propuestas deban ser aceptadas sin más. Obviamente otros puedan pensar que las prioridades deben ir por caminos distintos. El tema es dialogar, discutir y resolver, porque todos los uruguayos están afectados por igual con la inseguridad. La calle debe volver a ser de los vecinos, no de los delincuentes.

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Washington Beltrán

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