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Progreso y tecnología

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VICTORIA FERNÁNDEZ HERRERA
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Entre las muchas cosas que la pandemia ha revelado está la importancia de la ciencia y la tecnología vinculadas al progreso de los países. Da pánico pensar cómo hubiera encarado Uruguay la crisis si el escenario fuera distinto.

No quiero imaginar el panorama si el Gobierno no fuera el que tenemos (el actual se despojó de ideología y potenció el pragmatismo y el rol protagónico de la ciencia), si no tuviéramos al GACH, si no se hubieran desarrollado estrategias y herramientas informáticas tan útiles como la App Coronavirus, y el manejo de la crisis fuera únicamente con el foco puesto en la tendencia ideológica progre del momento.

España, Venezuela, Argentina, han demostrado como el virus ha sido eficaz herramienta de control social para los gobiernos de ese signo. Y también de como para los gobernantes de ese talante poco importa la libertad de las personas y el desarrollo de sus países. Los que han podido han recurrido a más y más deuda para solventar su aventura suicida, y los que ya no tienen crédito han apelado a lo de siempre, la mentira, la promesa, y la generación de enemigos imaginarios externos o internos con los que entretener a los incautos.

Cuarentena y renta básica han gritado allá y acá los profetas de la voluntad tratando de encerrarnos a todos en nuestros domicilios para tener en sus manos el destino de nuestras vidas. Debemos agradecer que por unos cuantos votos nos salvamos de la catástrofe y de la pérdida de nuestras libertades básicas. Protestan porque se limita el derecho de reunión, pero no hubieran dudado en tenernos un año encerrados en nuestras casas a golpe de “toque de queda”. Paradoja… Un país en serio no puede guiarse por consignas internacionales dictadas por foros (San Pablo-Puebla) que tienen como único objetivo la propagación de ideas que a la luz de su propia historia se revelan como puramente totalitarias.

Nada gusta más a los socialistas que no dejar que las personas gocen de su libertad individual, porque saben (como lo dice un video de Margaret Thatcher que circula sin cesar por las redes) que, con libertad, nadie elegiría un gobierno que le digite la vida. La crisis demostró que hemos sido capaces de manejarla con muy buenos resultados no porque fuéramos ricos (que no lo somos), o porque derrocháramos en forma alocada e insensata cantidades de dinero que no tenemos en compensaciones y transferencias solidarias a sectores que víctimas del gramcismo más rancio aún responden a quienes por lustros los dejaron en la informalidad.

La crisis dejó patente que no fue la acumulación de bienes y riqueza nuestra principal fortaleza, sino nuestra reserva científica y la capacidad de desarrollo tecnológico del sector privado. Como decía un gran economista, el crecimiento de la renta no depende únicamente de la acumulación de capital, depende más de nuestra sabiduría para encarar la realidad con nuevos recursos, más eficiencia, y para nuevos desafíos. Fueron las personas dedicadas a la ciencia y la tecnología quienes nos han mantenido a salvo de sucesivas olas de agravamiento como las que sufre el mundo.

Hoy en momentos duros deberíamos pensar cómo generamos más cabezas de ese tipo.

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