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Un París emocional

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El paisano” de París” es un célebre libro de Louis Aragon, de 1926, del que he comprado una nueva edición en la librería de los jardines del Hotel de Sully, a la que se entra por la diminuta puerta 7 de Place des Vosges, decidido a imitar al errante vagabundo de sus páginas, realizando una caminata por las calles de esta ciudad a la que siempre regreso, y que, a la vuelta de cada esquina nos ofrece un mundo donde el flâneur, como decía Baudelaire, más que lo nuevo, busca sentir el momento que pasa.

El paisano” de París” es un célebre libro de Louis Aragon, de 1926, del que he comprado una nueva edición en la librería de los jardines del Hotel de Sully, a la que se entra por la diminuta puerta 7 de Place des Vosges, decidido a imitar al errante vagabundo de sus páginas, realizando una caminata por las calles de esta ciudad a la que siempre regreso, y que, a la vuelta de cada esquina nos ofrece un mundo donde el flâneur, como decía Baudelaire, más que lo nuevo, busca sentir el momento que pasa.

Veamos. Trepar la cuesta de la rue Cardinale Lemoine hacia la Place de Contrescarpe es una paseo placentero. Vemos la primera casa que habitó Hemingway en París, junto a su mujer (Pauline) y su pequeño hijo, en el 74 de esa calle. La pintó en sus memorias de “París era una fiesta”. Cuando este caminante la conoció y visitó, ese departamento no tenía entonces la placa que desde hace años la señala. En el 71 de esta misma calle, está el departamento (que fue de Valery Larbaud) donde James Joyce escribió su famosa novela “Ulises”.

En la place de Contrescarpe, con su fuente de agua en el centro, está el restaurante de comida china y la antigua charcuterié de toldos amarillos siempre rodeados por la gente que va y viene haciendo sus compras. Y allí está el alargado Café Contrescarpe, donde pasé una tarde con el escritor Jorge Semprún, que lo visitaba, autor de “La segunda muerte de Ramón Mercader”.

Y seguimos. En el 37 de la rue de la Bûcherie está la librería “Shakespeare and Company”, con sus miles de libros antiguos, fotografías colgadas a las paredes y sus repletas mesas interiores en el piso desparejo y las ofertas en la vereda. Esta librería es, para muchos, un templo literario. La norteamericana Silvia Beach fue la fundadora y ángel tutelar, aunque en otro lugar, hacia 1919. El mobiliario de entonces lo eligió en casas de antigüedades y en el mercado de las pulgas, y los libros en tiendas de libros ingleses de segunda mano de París y más volúmenes llegados desde Estados Unidos y desde Londres.

Cada socio de “Shakespeare and Company” tenía entonces un carnet y podía elegir uno o dos libros. Uno de los primeros abonados fue André Gide. Luego llegaron los integrantes de la llamada (por Gertrude Stein) “generación perdida”, con Hemingway y Scott Fiztgerald a la cabeza. A James Joyce le editaron allí su novela “Ulises”, la que leyó el 7 de diciembre de 1921.

En una recorrida por esta caótica y deliciosa librería de hoy, cargada de historias ajenas y hace mucho sin Silvia Beach, hablamos una vez más con David Delannet, su responsable, quien nos obsequia un libro que ha editado con la historia de la librería, repleto de coloridas fotos de este lugar donde uno puede encontrar las obras más curiosas.

Y luego, con algunos de esos libros como un tesoro bajo el brazo, seguimos andando, y qué mejor que sentarse en la terraza de “Les Deux Magots”, en St. Germain, al que Sartre y Simone de Beavoir, así como Hemingway, concurrían habitualmente.

Miramos los libros, bebemos una copa junto a la gente que va y viene, y pensamos que todo está igual a tantas visitas anteriores, pero nada se repite en estas errancias fantasmáticas. Y como el divertido personaje de “Medianoche en París”, la famosa película de Woody Allen, sentimos parecidos sentimientos ante la geografía emocional de París.

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Rubén Loza Aguerrebere

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