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Uruguay y su patrimonio

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Hace pocos días, en Bonn, Alemania, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, integrado por representantes de 21 países, tenía entre manos la evaluación de 37 propuestas que aspiraban a ser incluidas en la lista mundial.

Hace pocos días, en Bonn, Alemania, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, integrado por representantes de 21 países, tenía entre manos la evaluación de 37 propuestas que aspiraban a ser incluidas en la lista mundial.

Entre esos aspirantes estaba el “Paisaje cultural industrial de Fray Bentos”. Si se lo aceptaba pasaría a ser el segundo sitio material uruguayo considerado digno del mencionado “status”, sumándose a la Colonia del Sacramento (incluida en 1995). Finalmente se aceptó el paisaje postulado, que comprende 273 hectáreas que entre otras cosas contienen al Museo de la Revolución Industrial centrado en la planta del “Anglo”.

El “boom” de los lugares históricos colonienses mostró el camino para los uruguayos que, en muchos casos, al principio se mostraron escépticos de los rasgos positivos de aquello. Hoy, visto lo acontecido, lleva a que no se titubee en señalar cosas como que la ciudad de Fray Bentos podría incrementar en un 40% la presencia de turistas internacionales, así como el crecimiento de otras propuestas culturales y educativas.

Todo esto nos lleva a intentar un repaso de los orígenes del fenómeno uruguayo actual. De origen no demasiado remoto y muy francés. Nathalie Heinich, empezó su libro “La fabrique du patrimoine” (París, 2009) diciendo: “Hace cuarenta años la palabra “patrimonio” no existía en el sentido que la entendemos hoy en día, por lo menos para el gran público”. Fue un término propuesto por el historiador de arte André Chastel y adoptado por el ministro André Malraux cuando creó en 1964 el “Inventario general de los monumentos y riquezas artísticas de Francia” o “inventario del patrimonio”.

El tema se precipitó a partir de los años Setenta luego de que en 1972 la Unesco votó una convención para la protección del patrimonio cultural mundial. Convención que desde entonces 190 países han ratificado y en la que ya están catalogados algo más de mil sitios patrimonio de la humanidad, distribuidos en 161 países. El tema se fue ampliando. Por ejemplo, los Estados Unidos plantearon la idea de combinar la conservación cultural con la conservación natural y a partir de allí esta idea se desarrolló .

Algunos años después Uruguay se fue plegando a la sensibilización patrimonial mundial, creando la Comi-sión del Patrimonio Cultural de la Nación y sancionando una ley que hace posible la declaración de monumento histórico para sitios y objetos selectos. A esto se adicionan otras cosas, como por ejemplo el “Día del Patrimonio” celebrado todos los años en setiembre.

No todo son aspectos gratos. Se percibe esto cuando fanáticos destruyen sitios patrimoniales o los utilizan como escenario para ejecuciones masivas, en la forma que últimamente vimos ocurrir en Palmira. Cómo será la cosa que Unesco ha tenido que crear la categoría “Patrimonio de la Humanidad en peligro”, donde están enumerados 46 sitios, siendo Siria el país con mayor cantidad de sitios que peligran (hay 6 que se encuentran en riesgo), seguido de cerca por la República Democrática del Congo (5 sitios).

No podemos menos que regocijarnos del paso dado con relación a Fray Bentos, al que es posible que sigan otras declaraciones que ya están pedidas, como la del Palacio Legislativo, la de la Rambla de Montevideo, etc.

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