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¿Gestores o políticos?

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Qué nos dejó el proceso electoral 2014- 2015 además de un nuevo gobierno neo- batllista? ¿Hay algún caso de éxito que rompa con el paradigma político del Uruguay?

Qué nos dejó el proceso electoral 2014- 2015 además de un nuevo gobierno neo- batllista? ¿Hay algún caso de éxito que rompa con el paradigma político del Uruguay?

Algunos entienden que la irrupción de Novick en las departamentales puso patas arriba el sistema, y que esto supone el cambio más radical de nuestra política en los últimos años. Sus credenciales de buen administrador y las similitudes con el caso Macri han puesto a pensar a los principales actores de los partidos que otra vez enfrentan la disyuntiva de si los políticos deben ser o no profesionales de la actividad.

Hay quienes se plantean la pregunta sin saber siquiera por qué el Palacio Legislativo cuenta con tan pocos despachos que hubo que construir un edificio anexo, o por qué las sesiones de las Cámaras han sido históricamente a la tarde.

Los casos de Pluna y Ancap, han contribuido a mirar bien a los buenos gestores…

En España, Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy comenzaron muy jóvenes su militancia política, tan jóvenes que casi no tuvieron actividad profesional ajena a la política hasta abandonar la misma (todos lo hicieron cerca de los 50 años), con la excepción de Rajoy, aún en la vuelta.

Por otra parte, los casos de éxito de actores del sector privado convertidos en políticos son escasos, si no extraños, salvo aquellos en que los individuos han tenido una especialidad profesional excepcional que los convirtió en idóneos para el cargo.

¿Algo ha cambiado en Uruguay y se abrió un nicho para los actores privados con aspiraciones públicas?

Con matices, cuatro de nuestros últimos cinco presidentes comparten el mismo derrotero de militancia desde jóvenes, salvo en lo relacionado con la edad al traspasar el mando, excepto Lacalle, y Sanguinetti en su primer período.

¿Es verdad entonces que el éxito de Novick ha sido la novedad en nuestro sistema político y que algo está mutando?

No lo creo. En el ámbito departamental no es la primera vez que se ve algo así, y si bien Novick representa un nuevo estilo, y marca un perfil neo- conservador extrovertido que quizá en forma intuitiva (pero muy creativa) mezcla un poco de Locke con un poco (más) de Rousseau, y le canta las cuarenta a Mujica como nadie, no deja de ser un candidato típico uruguayo. Por más que venga del sector privado. Alcanza con ver sus propuestas, el coloradismo que lo rodea, su forma de hacer política, y su edad…

La gran ruptura de paradigmas, el movimiento más radical de los últimos tiempos, sin lugar a dudas se dio en el Partido Nacional, quien por primera vez en décadas llevó como candidato a la Presidencia a un candidato joven (político profesional) rodeado de jóvenes, y con un discurso actualizado no confrontativo. Un discurso que propuso ganar-ganar. Al mejor estilo de las democracias modernas.

¿Cuál es entonces la clase de político que Uruguay necesita? ¿El buen gestor o el político profesional? Uruguay los necesita a todos, a privados convertidos en políticos que aporten sus recetas de éxito, y a políticos profesionales, los de toda la vida, que aporten su conocimiento del entramado.

Pero, por sobre todas las cosas, el país necesita políticos jóvenes, que sepan interpretar el mundo actual, dispuestos a saltar barreras, a acercar diferencias, y con un gran sentido de la ética de la responsabilidad. Políticos que hagan que los orientales nos demos la mano y no la espalda.

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Tomás Teijeiro

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