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Mercosur y libre comercio

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tomás linn
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La noticia pegó fuerte la semana pasada y por un momento dejó en un segundo plano lo mucho que se habla de la pandemia. Argentina le anunció a sus socios del Mercosur que no participará de futuros acuerdos comerciales que haga el bloque.

Se manifestó contraria a continuar con la actitud de sus socios de acelerar las tratativas para hacer acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India. Afirmó sin embargo que seguiría acompañando la marcha de los acuerdos del Mercosur con la Unión Europea.

Con su llegada al gobierno, el presidente argentino Alberto Fernández se mostró poco entusiasta en hacer el acuerdo con Europa, aunque entendía que sobre eso no había marcha atrás. De todos modos, al recoger la tradición proteccionista del kirch-nerismo hasta ahí llegaba su amor por los acuerdos de libre comercio.

Ante este anuncio y para evitar mensajes ambiguos, Uruguay debería reiterar su firme apoyo al acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. A diferencia de Argentina, no hay en el país posiciones opuestas sobre el tema. Las negociaciones comenzaron antes de la llegada del Frente al gobierno y siguieron, hasta su culminación, durante los tres períodos frentistas. O sea que este ha sido un proceso compartido y sería bueno que Uruguay lo reafirme en forma clara y contundente.

Lo de Argentina es otra muestra del devenir errático del Mercosur, atado a los caprichos circunstanciales de sus miembros y no a cumplir los cometidos para los que se creó.

Atrapado por la cuarentena, el expresidente Luis Alberto Lacalle, un protagonista crucial en la creación del Mercosur, no pudo presentar su libro con el elocuente título de “Mercosur: nacimiento, vida y decadencia”, publicado por Aguilar. Pero el libro está y tiene particular interés, más en esta coyuntura.

La discusión sobre cómo reencauzar el Mercosur está en la agenda del nuevo gobierno y también lo está en la de los otros tres países.

En ese contexto, el libro se vuelve oportuno porque ayuda a entender los orígenes del Mercosur, según la visión de un protagonista de su creación, y cómo fue derivando en su decadencia. Lacalle era presidente cuando se firmó el Tratado de Asunción en el año 1991 y su libro tiene algo de testimonial pero además aporta una interesante reflexión personal sobre cómo evolucionó ese Mercosur.

La puesta en marcha de aquel instrumento exigió negociaciones complejas. Lacalle narra reuniones en que participaron el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Sergio Abreu, y el de Economía, Ignacio de Posadas, donde las contrapartes no fueron amables con Uruguay (tampoco con Paraguay). Uruguay presionaba para incluir resguardos vitales para el país, pero se enfrentaba a comentarios despectivos como el de un embajador brasileño que dijo que Uruguay era un “paisito atrevido” o peor aún, a las declaraciones altisonantes del ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo: “El Mercosur es Argentina y Brasil. Si al Paraguay o a Uruguay no les sirve, que se vayan”. El relato que hace Lacalle de esas instancias muestran que lo del Mercosur nunca fue fácil.

El autor defiende los objetivos fundacionales de Mercosur: claros y bien acotados. Analiza los instrumentos previstos para resolver controversias entre los socios. A veces los países preferían no recurrir a ellos para no agravar tensiones políticas con sus socios y de ese modo algunas empresas uruguayas se perjudicaron. Tampoco sirvieron para resolver el conflicto con Argentina por las plantas de pasta de celulosa.

Lacalle marca el inicio de la decadencia cuando en forma deliberada los miembros de Mercosur optan por darle un cariz político a un mecanismo diseñado solo para la integración comercial. Un paso en esa dirección fue crear un Parlamento por encima de los de cada país. El autor presenta irrefutables argumentos para sostener su inconstitucionalidad y recuerda cuando Carlos Maggi y Juan Martín Posadas plantearon ante la Suprema Corte de Justicia que ese Parlamento supranacional violaba abiertamente la Constitución.

El colmo de esa politización fue el episodio por el cual se suspendió a Paraguay para que la Venezuela de Chávez entrara por la ventana.

En un contexto en que Argentina sin irse del Mercosur toma distancia, el libro de Lacalle es oportuno no necesariamente para estar de acuerdo con todo lo que dice, sino como un valioso insumo ofrecido por quien estuvo en la creación de este Mercosur que con el tiempo se volvió un dilema complicado para Uruguay: no es fácil ser parte de él, no es fácil estar afuera de él.

La posibilidad de negociar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos quedó truncada por las objeciones que el Mercosur le puso a Uruguay. Pero por otro lado hay acuerdos que solo se pueden hacer porque la otra parte prefiere negociar con una entidad mayor como el Mercosur y no con cada país por separado. He ahí el dilema.

El rígido proteccionismo que caracteriza a algunos de los países miembros sigue siendo un freno para un saludable funcionamiento del organismo.

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