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Sin perspectivas de cambio

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Gustavo Penadés
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El País informó el sábado sobre los problemas en la recolección de residuos que hubo en Montevideo la semana pasada, con momentos en que el retraso en levantar los contenedores superó el 90%.

Las justificaciones fueron varias, pero pasan los años y las cosas no cambian: siempre hay problemas con la basura.

Unas veces las dificultades son los camiones: por exigírseles demasiado, por ser viejos, por mal mantenidos, inadecuados, por falta de un plan de mantenimiento preventivo de la flota, y hasta se insinúa que hay sabotaje, como pasó recientemente cuando se dijo que hubo un número de desperfectos superior al normal. En otros momentos las justificaciones de los intendentes y de los trabajadores van por otro lado: condiciones de trabajo, aumento del consumo, hurgadores, proliferación de personas en situación de calle, etc. Podemos remontarnos casi treinta años y comprobar que las explicaciones son siempre más o menos las mismas. Estamos hablando de un servicio que le cuesta a los montevideanos unos US$ 220.000 por día, de los cuales alrededor de la mitad corresponde a retribuciones de diferente naturaleza.

Tenemos claro que levantar la basura y darle un destino final es solamente uno de los aspectos del tema. Es el más sencillo, porque no implica otra cosa que la coordinación de personas y de elementos físicos para realizar la tarea. Y, sin embargo, lo más sencillo se transformó en un objetivo imposible de cumplir, fruto de la incapacidad para gestionar los recursos, situación en la que las componendas con el sindicato tienen mucho que ver.

El Ing. Martínez, supuestamente, venía a aportar un cambio sustancial a la gestión municipal. Hasta ahora nada sustancialmente cambió ni está en miras de hacerlo.

Su gestión se caracteriza por las campañas dirigidas a la promoción de su persona. Pero, a poco que se analice la gestión los éxitos no aparecen y, lo que es peor, los anuncios se van desdibujando como el plan de obras del 2015 del que poco quedará.

En este período la IMM quedará más endeudada; el boleto aumenta sin mejoras en las frecuencias y velocidad de los ómnibus; se armó un centro de monitoreo centralizado del tránsito que no lo agilita pero es útil para multar; se extiende el estacionamiento tarifado, las multas hacen subir la recaudación; los cementerios tienen problemas gravísimos aunque se gastan US$ 6,5 por año en la televisión municipal; más del 65% de las calles y veredas están en mal estado, entre otras cosas. Además de aumentar la deuda municipal, los ingresos lo hacen superando el IPC y el Índice Medio de Salarios. Estamos hablando de un presupuesto de casi 700 millones de dólares. Para tener una referencia de su importancia, veamos que equivale a dos presupuestos del Mides, a tres veces el del Poder Judicial, y a una vez y media el de la Udelar. ¡Al final del período la IMM habrá manejado recursos por unos 3.500 millones dólares!

Pese a la inversión en comunicación que se viene haciendo, los resultados de Mar-tínez no serán muy distintos a los de Olivera: aumento de impuestos, aumento de la burocracia, pocas obras y, aunque las acciones de marketing quieran mostrar lo contrario, no se comenzarán a resolver los problemas de fondo del departamento.

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