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Ni anarquistas ni retrógrados

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Sergio Abreu
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A fines del 2017 parece inevitable realizar un balance del año. Pero no lo haremos porque la tentación de atacar al gobierno y de ajustar cuentas internas dentro de los Partidos postergan ese afán de cada día y lo sustituyen por una destrucción diaria de los instrumentos que protegen la libertad en democracia.

La experiencia enseña por analogía. No es un privilegio de la edad sino una forma de encarar la vida. La Biblia es uno de los libros que junto con el Capital de Marx y La Riqueza de las Naciones de Adam Smith deberían conocer los que tienen vocación política y voluntad de ejercer funciones de gobierno. En uno de sus pasajes recomienda no inquietarse por el mañana; porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes; bástale a cada día su afán.

Esto es aplicable a cada ser humano, pero también a la vida en sociedad. El resumen de la cita, más allá de las creencias es algo más que la búsqueda del objetivo personal; es una forma de entender que el poder es un instrumento al servicio de los demás y que ejercerlo con autoritarismo, individualismo o insensibilidad es una forma de comprometer el hoy y su proyección sobre el mañana. Y este no inquieta cuando a cada día se le adjudica su afán.

No hay recetas mágicas para que todos vivan en un plano de igualdad. Marx y Lenin trataron de fabricar el "hombre nuevo" y obtuvieron como resultados: despotismo y pobreza.

Por otra parte, ningún creyente puede afirmar que Dios es socialista ya que los hombres fueron creados desiguales. En consecuencia, las repercusiones en el empleo, la salud y la educación de los cambios tecnológicos deberían tener como respuesta de todo gobierno el intento por igualar las oportunidades sin imponer los resultados. Y descartados los fáciles dogmatismos el punto de encuentro no es otro que definir políticas públicas posibles de ser compartidas.

En estos tiempos, hablar de estos temas es como discutir las reglas de juego de la "pelota" de los aztecas para aplicarlas a nuestro fútbol. No sólo aburre, sino que se percibe como algo ajeno a los protagonismos exacerbados del reino del Twitter donde decir algo con pocas palabras es obligatorio.

Esa es la lamentable realidad. El recordado Profesor Pivel Devoto, confeso nacionalista por sus estudios de la historia, le insistía a los jóvenes: "más sustantivos y menos adjetivos". Notorio fracaso el suyo cuando el presidente habla de retrógrados, el Sr. Mujica habla de todo y de todos, nuestros dirigentes partidarios se pasan cuentas como si el principal objetivo fuera el juego del roba montón, mientras la transparencia y la honestidad pasa por cualquier otro filtro menos por la coherencia en defender la integridad moral como valor personal y partidario.

Enrique Beltrán un coloso de la inteligencia y la rectitud solía decirnos desde niños: la política y la pereza mental son incompatibles. El que no piensa un país en su verdadera dimensión termina actuando como aquellos jóvenes dueños de la pelota que querían jugar de titulares; "si no me ponen me la llevo".

Los detalles están demás, sobre todo los dedos acusadores. Y eso porque el lector sabe que el Partido Nacional está dando ese espectáculo. Y no lo merecen, ni los ciudadanos y menos los blancos, cuando hay temas que necesitan de un planteo orgánico y profundo que surja del Partido sin que eso signifique que los perfiles y sectores se eliminen. Si bien es cierto que un Partido político no es expresión de unanimidades, también lo es, que debe actuar administrando las diferencias sin recurrir al gráfico tiro al pichón entre compañeros.

Lamentablemente lo que percibe la ciudadanía, son peleas y acusaciones personales alejadas de sus problemas; una conducta reñida con la reiterada afirmación de que lo que es bueno para el Partido será bueno para el País. Y lo que sucede actualmente no lo es para los dos.

El ex presidente Sanguinetti hace un tiempo afirmaba en una entrevista con el serio periodista Figueredo —aclarando que sólo explicaba tendencias— que, en el estilo, los blancos aparecen más levantiscos, más sensibles a la defensa nacionalista, recelosos del Estado. Aquellos cultores del gesto romántico, de la actitud; nosotros (los colorados) del acto de gobierno, de la búsqueda de transacciones y resultados.

El Frente Amplio agregaba, tiene la tradición rebelde y anárquica de los blancos (ejemplo Mujica) y la socialista más cercana a nosotros como que los socialistas originarios fueron prácticamente (ejemplo Frugoni) un desgajamiento colorado.

No traemos la cita para revivir discusiones que nadie quiere replantear. El problema hoy es la credibilidad comprometida de todos los políticos que terminan descalificados al barrer con razón o sin ella. Esa es la realidad, sin dejar de resaltar que todo dirigente de cada Partido es responsable de la imagen que su colectividad trasmite.

No puede olvidarse que, recuperada la democracia con proscriptos, el Partido Nacional le tendió la mano al Dr. Sanguinetti para privilegiar la gobernabilidad como lo hizo con el Dr. Batlle. Y definir esto como una coincidencia entre una " derecha rosada " contra la " solidaria izquierda castrista - chavista es a lo que recurren estos gobiernos que habiendo votado en contra de leyes fundamentales las mantuvieron sin dar una mínima explicación. Una rara habilidad artística, aquella de tomar el instrumento con la izquierda y ejecutarlo con la derecha.

Los tiempos son otros, el Frente Amplio va a cumplir quince años de gobierno con mayorías absolutas. El Partido Colorado tiene sus dificultades y todos saben dónde está la alternativa y cuál es la actitud que se espera del Partido Nacional. Ni el pensamiento retrógrado ni la rebeldía anarquista es lo que debe exhibirse ante la gente. No se trata de conductas y de estilos personales porque lo que está en juego va más allá del próximo acto electoral. En la base de todo posicionamiento están valores que fueron defendidos históricamente para que la ley impere y la soberanía popular decida.

A cada día su afán. Y este debe ser la continuidad de una esperanza en nombre de las Instituciones republicanas y de la libertad.

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