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Seguridad cibernética

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El gobierno de los Estados Unidos acaba de anunciar un importante documento que plantea, de manera transparente, el modo en que el Pentágono implementará una estrategia para garantizar su seguridad cibernética.

El gobierno de los Estados Unidos acaba de anunciar un importante documento que plantea, de manera transparente, el modo en que el Pentágono implementará una estrategia para garantizar su seguridad cibernética.

El documento de 33 páginas es la respuesta de los EE.UU. al espionaje a ciudadanos y empresas y a los ataques a sectores sensibles del gobierno. La nueva estrategia indica que los esfuerzos de los EE.UU. están enfocados en la defensa de las redes informáticas contra “hackers” y gobiernos extranjeros.

El texto muestra una evolución importante en la forma como los EE.UU. se proponen tratar una de las amenazas más serias a su seguridad nacional. La divulgación de la nueva estrategia parece tener la intención de alertar a China, Rusia, Irán y Corea del Norte de que los EE.UU. están preparados para tomar represalias, de ser necesario, contra los ataques cibernéticos y que también están desarrollando armas de ataque para ello. Se espera que el anuncio de la nueva estrategia sirva como una forma de detener eventuales opositores que ven los ataques cibernéticos como una manera barata de obtener informaciones estratégicas.

Son conocidos los ataques recíprocos entre China y EE.UU., la inoculación de un virus en el sistema nuclear de Irán por parte de Israel y más recientemente la invasión de “hackers” rusos a los correos electrónicos privados del presidente Obama y de “hackers” chinos al Pentágono y al Departamento de Estado, además de la invasión de Corea del Norte a Sony Pictures. Aunque la violación de la privacidad de la correspondencia presidencial haya afectado aparentemente solo a las computadoras no clasificadas de la Casa Blanca, el ataque debe haber sido más preocupante de lo que se reconoció públicamente, pues muestra cómo se puede penetrar en el sistema gubernamental sin mucha dificultad.

El documento del Pentágono estableció cinco objetivos estratégicos para las misiones de defensa cibernética:

- crear y mantener fuerzas preparadas y capacitadas para llevar a cabo operaciones en el espacio cibernético;

- defender la red de información del Departamento de Defensa, asegurando sus datos y disminuyendo los riesgos en las misiones del Pentágono;

- estar preparado para defender el territorio norteamericano y los intereses vitales de los EE.UU. contra ataques cibernéticos de consecuencia significativa;

- crear y mantener opciones viables de operaciones informáticas y planes para utilizar esas opciones a los efectos de controlar escaladas de conflictos y controlar el ámbito de conflicto en todas las etapas;

- construir y mantener alianzas fuertes y asociaciones internacionales para contener las amenazas comunes y aumentar la seguridad y la estabilidad internacionales.

El foco se volvió más amplio para incluir el desarrollo de instrumentos de ataques que darán a los Estados Unidos armas ofensivas para ser utilizadas para destruir la red adversaria, si las circunstancia así lo exigieran. Ese programa deberá aumentar en 6.200 funcionarios durante los próximos años y costará miles de millones de dólares anualmente.

El documento establece las condiciones en las cuales los EE.UU. usarán las armas cibernéticas. La detección y la respuesta de ataque de rutina a bienes privados como el robo de propiedad intelectual, serán responsabilidad de las empresas privadas, que controlan 90% de las redes cibernéticas. En casos más complejos, el Departamento de Defensa Interna será el responsable por la detección de los ataques y por la ayuda al sector privado. El gobierno Obama comenzó a conversar con empresas de software de Sillicon Valley para que se unan a ese esfuerzo.

El gobierno tendrá un papel específico en la defensa contra los ataques más serios (estimados en casi 2%), descriptos en el documento como involucrando “pérdida de vida, daños significativos a la propiedad, consecuencias adversas graves para la política externa norteamericana o serio impacto económico a los EE.UU.” La respuesta inicial a esos ataques comenzará por una red de defensa y agencia especializadas.

No deja de ser preocupante que además del interés defensivo, la nueva estrategia prevea también la inversión en la planificación y creación de instrumentos ofensivos, lo que podrá llevar a la militarización del espacio cibernético, con el surgimiento de un nuevo frente de conflicto. Se sabe que hay más de diez países que están haciendo inversiones semejantes.

Cuando el antepasado de Internet fue desarrollado en 1969, nadie podía imaginar que esa innovación cambiaría el mundo en la escala que vemos hoy. El ámbito estratégico en las más diferentes áreas cambia rápidamente, especialmente en el espacio cibernético.

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Rubens Barbosa

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