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Los desafíos del Mercosur

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Hace unos días, Argentina informó que no acompañará a Brasil, Paraguay y Uruguay en las negociaciones en curso del Mercosur con otros países como Canadá, Singapur, Corea del Sur, Líbano e India.

Sin embargo, deberá mantener su participación en los acuerdos ya concluidos, pero que aún no se han firmado, con la Unión Europea (UE) y con el Acuerdo Europeo de Libre Comercio (EFTA).

La semana pasada, el gobierno argentino dio marcha atrás en un confuso comunicado, en el cual resalta que decidió mantenerse en las negociaciones conjuntamente, pero siempre teniendo en cuenta las sensibilidades de los sectores menos competitivos (industriales).

El canciller Felipe Solá dice que favorece un régimen de doble velocidad, en el cual Argentina no queda fuera de los acuerdos pero quiere tener la palabra final sobre cómo y cuándo pasaría a formar parte de ellos.

Nuestros hermanos quieren un Mercosur à la carte, lo que aumentaría la incertidumbre para todos, por la inseguridad jurídica en la aplicación de los compromisos asumidos. Las comunicaciones unilaterales contrarían la práctica seguida hasta ahora y podrá tener consecuencias futuras.

Esta actitud contrasta, por ejemplo, con el pedido de flexibilización y gradual reducción de la TEC presentado por Brasil a sus socios del Mercosur, que todavía esperan el pronunciamiento del gobierno de Buenos Aires, el cual, todo indica, será contrario a la propuesta brasileña.

A mediados de este año se deberá firmar el acuerdo Mercosur-Unión Europea, si no se atrasa como consecuencia de la crisis pandémica. Cómo reaccionará el gobierno argentino durante el proceso de ratificación y si se solicitan modificaciones al texto del acuerdo, como sucedió en el caso del tratado UE-Canadá.

Además de esa incertidumbre, menciono dos cuestiones del lado brasileño para acceder al mercado europeo: competitividad y medio ambiente.

Para aprovechar las preferencias arancelarias, los productos industriales deberán mejorar significativamente su competitividad y pasar a recibir un tratamiento isonómico en relación a lo producido en otros países. Si eso no sucede, a pesar de que la Unión Europea abra su mercado con arancel cero de inmediato para 75 por ciento de sus importaciones, será difícil competir en el mercado europeo con productos importados de otras áreas, como Estados Unidos, China y Corea.

La aprobación de las reformas laboral y de la seguridad social fueron avances importantes en el camino de la modernización del Estado brasileño.

Es necesario continuar y aprobar las reformas tributaria y del Estado y un amplio programa de desburocratización, de simplificación y facilitación de negocios y de mejora en la logística (puertos, carreteras, ferrovías) con el fin de reducir el llamado costo Brasil. Al mismo tiempo, un eficiente programa de innovación por parte de la empresa y de políticas públicas ayudaría a modernizar la operación de las compañías que producen para el mercado interno y también exportan.

El segundo desafío que se plantea son los compromisos en el área del medio ambiente que deberá cumplir Brasil. El capítulo de desarrollo sustentable, incluido en el acuerdo, tal vez sea el más desafiante, en vista de la actual política de medio ambiente y del cambio climático del gobierno brasileño.

La creciente fuerza política de los partidos verdes en los parlamentos de los países europeos podrá representar un obstáculo para la ratificación del acuerdo en caso de que la actual política ambiental brasileña no se modifique, como lo demostró la crisis en relación al Fondo Amazónico, que resultó en la suspensión de recursos financieros recibidos de Alemania y Noruega.

Los compromisos asumidos por los países miembros, en lo que concierne al desarrollo sustentable, están incluidos en 18 artículos que cubren acuerdos relacionados al comercio y medio ambiente, al comercio y biodiversidad, al comercio y conservación de los bosques, de la ONU, además de reglas de la Organización Internacional del Trabajo, incluso la Resolución 169, que trata sobre la explotación de tierras indígenas.

El incumplimiento de los dispositivos de los acuerdos podrá provocar boicots y aun restricción de importación de productos agrícolas del Mercosur. Además, por insistencia de la UE, se aprobó el principio de la precaución, por el cual el incumplimiento de los acuerdos de medio ambiente, energía o trabajo forzado o infantil, podría llegar a restringir la importación de determinado producto.

El mundo cambió y las preocupaciones con el medio ambiente, el cambio climático, la conservación de los bosques entraron definitivamente en la agenda global. La creciente percepción externa negativa sobre las políticas ambientales brasileñas, crea una incertidumbre adicional para el sector productivo, en especial el del agronegocio.

Con el fin del Covid-19, las cuestiones ambientales van a resurgir y los gobiernos del Mercosur no podrán ignorar esa agenda del acuerdo con la Unión Europea.

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