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El plato de la balanza

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RODRIGO CABALLERO
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El domingo pasado, en entrevista con El País, el Ministro de Defensa Javier García dijo algo que impactó a este columnista. No por nuevo, pues ya lo había dicho antes su par de la Cartera del Interior, Jorge Larrañaga, consultado por el mismo tema. Pero sí por preocupante.

Me refiero a lo del plato de la balanza, ese instrumento metafórico que ambos ministros han consultado para decidir qué acciones se deberían llevar adelante en casos como, por ejemplo, el 8M.

Vea lo que ocurrió: el 8 de marzo pasado, el Día de la Mujer convocó una multitudinaria marcha por Montevideo. Miles de mujeres se concentraron para dar a conocer sus reivindicaciones. La diferencia fue que en esta ocasión lo hicieron en pleno pico de la pandemia y con una ley vigente que prohíbe aglomeraciones. Aun así las autoridades decidieron no intervenir.

De un tiempo a esta parte, las noticias vienen mostrando a la policía disolviendo reuniones y fiestas. En todos los casos el número de participantes es mucho menor que el de la marcha del 8M. Sin embargo, en lo que el propio ministro García definió como un “discurso dual” de parte del Gobierno, a unos se los reprimió y a otros no. “Es un tema de poner en los platos de la balanza”, explicó García en la entrevista, y esas palabras dispararon en quien firma las siguientes preguntas: ¿qué hay en el otro plato que pesa tanto? ¿Qué tiene el 8M que inclina la balanza hacia su lado, aun habiendo, como contrapeso, la amenaza a la sociedad que ya es sabido existe en una aglomeración como la consignada?

Si la decisión del Gobierno hubiera sido disolver la multitud “hoy se estaría hablando de otras cosas”, aseguró García.

¿Qué son esas otras cosas de las cuales estaríamos hablando? ¿Qué estaría ocurriendo en Uruguay si las autoridades hubieran hecho cumplir el decreto 346/020 que “limita transitoriamente por razones de salud pública el derecho de reunión”?

¿La estabilidad del país estuvo jaqueada durante dicho acto y por eso las autoridades consideraron que era menos malo un nuevo foco del virus?

La sociedad en su conjunto evita, desde hace un año, las reuniones. A modo de ejemplo: muchos niños no han podido festejar el cumpleaños junto a sus amiguitos y familiares. Los jóvenes no pueden armar un baile ni hacer la vida que merecen. Y el Liverpool Fútbol Club estuvo impedido de celebrar el primer campeonato importante a lo largo de sus más de 100 años de historia.

Pero el 8M puede convocar una multitud. Y lo demostraron en la cara de todos: miles de manifestantes en la principal avenida y las autoridades mirando para el otro lado.

Algo similar ya había ocurrido con la Marcha de la Diversidad, en setiembre de 2020, y también está ocurriendo ahora con algunas manifestaciones culturales, como lo muestra el video de una tamborileada que se hizo viral el domingo.

¿Hay en nuestro país ciudadanos con coronita? ¿O hay gente pesada que puede desequilibrar la República si el gobierno no le deja hacer lo que se le antoja?

Los ciudadanos de bien de este país, esos que buscan salir de la pandemia a la brevedad y marchar, ahora sí multitudinariamente, rumbo a una realidad lo menos dolorosa posible, ¿están en manos de la presión que puedan ejercer unos pocos sobre el gobierno?

¿Qué hay en el otro plato de la balanza, Señores Ministros, que los lleva a ser tan cautelosos con unos y tan implacables con los otros?

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