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El garrote en la zurda

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RODRIGO CABALLERO
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Cualquiera sabe que la noticia no es que un perro muerda a un hombre sino que un hombre muerda un perro. 

Basados en esa máxima, el hecho que Marcelo Tinelli o Susana Giménez bajen a hacer playa en la Juanita o la Boyita sólo tendría interés periodístico para alguna de las llamadas revistas de la farándula, como ser Gente o TV Show.

Sin embargo, sería noticia que lo hicieran en la playa del Buceo, Punta Yeguas o Kiyú.

Lo mismo debió haber generado la información publicada en El País en la edición de Qué Pasa del domingo 10 de enero, en la nota titulada la Reconquista. Sobre todo la frase: “En la playa hay obreros, en Gorlero familias que casi no gastan.”

Sin embargo la respuesta al artículo fue una avalancha de indignación que tapó las redes sociales los días siguientes.

Los más variados adjetivos denostativos fueron lanzados contra la periodista firmante de la nota, Delfina Milder. Clasista y aporofóbica (palabrilla puesta de moda en el circuito progre por la murga Agarrate Catalina) fueron las más corrientes. También el diario recibió su andanada de insultos por publicar semejante pieza, por completo ayuna de conciencia social, solidaridad de clase y embebida de desprecio por el trabajador humilde, decían las voces indignadas.

Que los millonarios que enero tras enero llegan a Punta del Este a disfrutar de sus vacaciones y, en el proceso, a traer riquezas al paisito no se hayan hecho presentes este año y que en cambio, el público que camina por Gorlero o toma baños de sol y mar en Bikini, Montoya o la Brava de José Ignacio esté en su mayoría compuesto por compatriotas trabajadores es, por donde se la mire, una noticia. Y no cualquier noticia, sino una importante, que da cuenta que las cosas no son como siempre.

Sin embargo, la policía de la moral estalló en indignación y lapidó a la joven periodista sin misericordia. Al mismo tiempo, muchos periodistas se abroquelaron y defendieron a la colega con argumentos no del todo considerables. Como que la bajada de la nota no era responsabilidad de la firmante o bien que los que la criticaban no habían leído la totalidad del texto, sino apenas el titular.

En todos los casos, se está desatendiendo el meollo del asunto: que Punta del Este, principal fuente de ingresos turísticos de la república, caracterizado por su glamour, por los autos de altísima gama que desfilan en sus calles, por las modelos tops de todo el continente que pavonean sus figuras en los vestidos más chiques de la temporada, o sin ellos; por los restaurantes más refinados y cool, esté experimentando un cambio de público tan drástico, es noticia. Léala como quiera. Pero el hecho periodístico es indiscutible.

¿Que si se podría haber escrito de otra manera? Bueno, sí. Pero Cavani también podría haber utilizado “compañero”, “valor”, “fiera” o cualquier otra de las infinitas maneras que un uruguayo tiene de llamar a alguien querido, menos “negrito”, para agradecerle a su amigo la deferencia que había tenido con él

Nos quejamos de la imbecilidad demostrada por la Federación Inglesa de Fútbol y hacemos exactamente lo mismo.

Al principio enoja. Pero cuando se lo piensa con más calma, resultar irrisorio ver cómo un determinado grupo arma un escándalo por la acción de la policía en Plaza Seregni, pero al rato va, se pone la gorra y empuña el garrote como el que más para reprimir a una periodista por informar un hecho de la realidad.

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