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Trata de médicos

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Ricardo Reilly Salaverri
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En la antigüedad, en Grecia y Roma, los ciudadanos se reservaban el manejo de los negocios públicos y el arte, y las tareas aflictivas se les asignaban a los esclavos.

Los esclavos eran personas que pertenecían a pueblos que habían sido derrotados y sus descendientes. Lo principal era el trabajo en los campos y la servidumbre doméstica.

En los orígenes, el esclavo era considerado una cosa. Como un sillón. Se lo compraba y vendía o entregaba con la venta de una casa. Con la evolución de las circunstancias hubo un momento en el que el dueño permitía a su esclavo trabajar para otro a cambio de un precio. El producido del negocio se lo quedaba el amo. Más adelante se configuró el arrendamiento de servicios y de obra, hablamos de trabajo libre, por el que una persona trabaja bajo la dependencia de otra a cambio de un precio en metálico, antecedente hoy vigente, de lo que conocemos como contrato de trabajo. Que asegura, además, en la civilización, cobertura universal de los riesgos sociales, enfermedad, desempleo, vejez, etc.

Hablamos en términos de Occidente, la cultura a la que pertenecemos; si miramos Asia o África, las realidades nos conducirán a otras conclusiones. El continente americano está partido en dos. Arriba los Estados Unidos de América, y al sur del Río Bravo, América Latina. El primero es un país de 320 millones de habitantes, que invita a la inmigración, conformado por 50 países que decidieron encarar la vida juntos, transformándose en la primera sociedad libre y potencia mundial cuyos aparatos, expresión de la revolución científica y tecnológica permanente están recorriendo Marte. Hacia abajo se ve una sumatoria de estados independientes azotados por tiranías de signo diverso y un lento proceso hacia el desarrollo a pesar de poblaciones abigarradas y riquezas materiales infinitas. Máxima expresión del fracaso es la satrapía que se apoderó de la isla de Cuba desde 1959 en adelante, que se autodenomina como "socialismo".

Notoriamente, en Brasil será presidente Jair Mesías Bolsonaro. Es una impactante situación que marca contundentemente un quiebre respecto de las experiencias populistas de signo marxista que han hundido a las sociedades latinoamericanas. Una proyección de esta circunstancia es que hay aproximadamente 10.000 médicos cubanos que traídos a Brasil por el preso Lula da Silva, deberán presentar la documentación que acredita su calidad de doctorados, y que de no hacerlo, tendrán que volverse a la isla caribeña. La explicación es simple. La tiranía castrista arrienda médicos en régimen de esclavitud, y en el tropel van unos cuantos que son solo instrumentos de propaganda política destinada a generar hechos útiles a la oligarquía totalitaria a la que pertenecen.

Estos médicos, considerados promedial y universalmente como enfermeros calificados, se rigen por un estatuto propio de los esclavos antiguos. Pasó groseramente también en Venezuela. El gobierno brasileño le paga a Cuba 4.000 dólares mensuales por cada uno, y el gobierno castrista les entrega 400 dólares a cada profesional. Una parte de la remuneración se la quedan en La Habana, para dársela si vuelven. Si hablan mal del despotismo o no retornan, se toman represalias contra sus familias residentes en la isla. Si piden asilo en el país receptor, se los considera "desertores".

¿El Sindicato Médico del Uruguay no tiene nada que decir sobre esto?

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