Publicidad

Saqueo incalificable

Compartir esta noticia
SEGUIR
Ricardo Reilly Salaverri
Introduzca el texto aquí

Los astronautas que vuelan al espacio son personas sometidas por años a los más rigurosos exámenes intelectuales, morales y físicos imaginables.

Así lo impone la naturaleza del trabajo que desarrollarán instalados en una superficie reducida, en medio del espacio infinito, donde no pueden abrir la puerta de la nave y decir "me voy a casa", o "a tomar una con mis amigos". Igualmente se entrenan por años en equipos de integración estable de colegas y generan un lazo de confianza sólido entre todos.

Relatando un hecho real abreviadamente, se recordará un caso de los tantos en que las cosas se complican en vuelo. Un navegante en el espacio comenzó a comunicar a su base en Tierra que los controles no respondían de forma progresiva y que estaba subiendo la temperatura interna de su transporte. En la base en Tierra le atendía un compañero de promoción, integrante del equipo allí localizado, quien comenzó a darle indicaciones sobre las medidas a ir tomando en el vuelo y cuales artefactos debía manipular. El que estaba en el espacio comenzó a cumplir las indicaciones y repentinamente, de forma insistente, a cada indicación empezó a responder vacilante: "¿por qué debo hacer esto?". Su compañero en Tierra llegó a un punto en que le respondió de forma tajante: "¡Tenés que hacer lo que te digo porque te lo digo yo!". Y se pasaron a acatar las órdenes sin vacilaciones. La aventura espacial terminó exitosamente.

El astronauta que estaba en el espacio era consciente que quien le estaba asistiendo en Tierra le daba los mejores consejos que podía esperar. Lo conocía bien y no le dejaba lugar a la duda. En la vida es relevante contar con gente en la que se puede confiar plenamente en la circunstancia que sea. En el caso citado si el de Tierra hubiese dicho: "apretá el botón amarillo", y ante el "¿por qué?" de aquel en el espacio, la respuesta hubiese sido: "… y, ya sabés, que como te digo una cosa te digo la otra", habría sido otra cosa mariposa.

La seguridad es un valor universal en el orden público, el administrativo, el tributario y el social. Los derechos básicos salvo conmociones que justifiquen lo contrario y previo dictado de una ley que así lo determine, deben ser respetados. Y parte de esa seguridad es el principio de no retroactividad de las leyes. El caso más notorio es la materia penal: nadie puede ser condenado por un delito que no esté previsto en la ley, ni sancionado con una pena que la ley no prevea. Igualmente no puede olvidarse que todos somos iguales ante la Ley.

Hay salarios en el sector público y semipúblico que son obscenos en un Estado quebrado. De cientos de miles de pesos. El gobierno frentista ha proyectado su rebaja cuando los actuales correligionarios beneficiarios del desbarajuste cesen en sus cargos. Sin retroactividad. A los jubilados castigados por el IASS, a los profesionales universitarios que vieron rebajar sus haberes, a los pasivos bancarios y ahora a los de la Caja Militar, les han penado con soluciones retroactivas, creando gravámenes que ayer no existían, cuando nada nuevo pueden hacer para mantener sus condiciones de vida. Lo menos que puede decirse es que se ha traicionado la confianza de cientos de miles de compatriotas, con un despilfarro público ilimitado, burócratas prebendarios beneficiados, 60.000 empleados públicos más, y violado la no retroactividad y la igualdad ante la ley al respecto.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad