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La rosca cruje

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Ricardo Reilly Salaverri
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La isla de Cuba tiene ubicación privilegiada en el Caribe americano. Entre Estados Unidos y el continente cercano junto con las isleñas Haití y Santo Domingo (isla La Española) fueron en el tiempo colonial uno de los lugares que recibieron mayor cantidad de esclavos africanos.

Se los destinaba de manera brutal al trabajo en las plantaciones de caña de azúcar y café. El trato era tan despiadado que en Haití se dio una triunfante revolución de los esclavos que realizó la primera emancipación de una colonia americana de su metrópoli, en este caso Francia (1789). En el caso de Cuba la bondad del negocio de las plantaciones basado en el trabajo esclavo fue tan lucrativa que España intentó mantener su dominio con uñas y dientes, siendo la última colonia española en América en independizarse del imperio.

La emancipación llegó merced a la colaboración militar efectiva de los Estados Unidos. No fue gratis. Le impusieron al pueblo cubano la enmienda Platt, que —dicho brevemente— implicaba el derecho de los norteamericanos a intervenir directamente en los asuntos internos de la isla toda vez que les pareciese se desviaba la administración nativa de sus destinos (1902). Luego se sucedieron varios gobiernos en Cuba sin que se consolidase una democracia de tipo occidental como la que conocemos en Uruguay. Hacia 1959, el dictador Fulgencio Batista gobernó policialmente y saqueó las finanzas cubanas. Apareció allí la esperanzadora revolución de Fidel Castro, respaldada por amplia simpatía internacional, que prometía patriotismo, honradez y democracia. Fue para los isleños flor de un día y luego, renovada miseria popular y represión brutal por casi 60 años hasta la actualidad. Notoriamente este sátrapa hizo de Cuba una colonia de la Rusia soviética a cambio de que le pagaran una monumental subvención que dio sostén a la monarquía absoluta a su cargo, y que encarceló al pueblo mediante el control de la eco- nomía y de la libertad individual en este caso a través del Ministerio del Interior y del de Defensa Nacional. La tiranía familiar y militar rige hasta el día de hoy.

Cuando dejando atrás decenas de millones de víctimas el comunismo desapareció espontáneamente de Rusia (1991), la banda castrista se quedó sin oxígeno. Castro y el brasileño "Lula" da Silva, crearon entonces para reemplazarle, el Foro de San Pablo, internacional que cuenta entre sus fundadores y miembros de honor al Frente Amplio uruguayo. A poco de nacer esta rosca apareció un mecenas: el brutal déspota y sin par corrupto "comandante" Hugo Chávez. La banda internacional soñó entonces con una fiesta infinita. Entre el saqueo al pueblo venezolano de sus ingresos de petróleo y el narcotráfico administrado por las FARC colombianas habría fondos como para apropiarse "socialistamente" de todo el continente. La caída de los precios del petróleo y la represión exitosa llevada adelante por el gobierno colombiano contra las narcoguerrillas hicieron que la vaca deviniera toro.

Así es que en La Habana, ahora, en plena reunión de la neocorruptela forista, el heredero al trono cubano —Raúl— anunció urbi et orbi que no se hablará allí más de comunismo, y que se hará una Constitución —sin participación del pueblo obviamente— reconociendo el derecho a la propiedad privada y a una libertad de empresa controlada y dirigida por el gobierno. Son manotones de ahogado de un régimen que se cae a pedazos y busca inversión internacional.

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