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Razones de la inclusión

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Ricardo Reilly Salaverri
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En la previa a las elecciones que ganara el Frente Amplio en 2004, en Washington, EE.UU., ante la sede del Fondo Monetario Internacional, el Dr. Tabaré Vázquez, acompañado por el Cr. Danilo Astori, hizo público que, de alcanzar el gobierno, éste sería su ministro de Economía.

La genuflexión ante uno de los símbolos inequívocos del establishment que rige las finanzas, la economía y la política mundial, no precisa explicaciones.

Se recordará que hace tiempo que se conocen con evidencia inapelable los propósitos de unos de los grupos más poderosos de la realidad moderna: el clan Rockefeller. Dueño de negocios y corporaciones globalmente preponderantes en las actividades más diversas, comenzando por el petróleo y las finanzas, y promotor de grupos de poder con pares de los Estados Unidos y de Europa y Japón, como el Consejo de Relaciones Internacionales y la Comisión Trilateral, respectivamente. Dentro de la estructura de estas organizaciones, revista, entre otros, el Sistema de Reserva Federal, el banco central que emite al dólar norteamericano. Una empresa privada, propiedad de un grupo reducido de banqueros internacionales, que con la colaboración del presidente Woodrow Wilson, mediante una ley propuesta al Congreso y aprobada por este (diciembre, 1913), se apropiaron de la soberanía monetaria de la gran potencia del norte.

Así es que Estados Unidos no emite su moneda, le compra sus billetes a la Reserva Federal y le paga a cambio con bonos del tesoro norteamericano, con intereses. Lo abonan luego los contribuyentes vía impuestos. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la planificación de los "capos" de las finanzas, se creó el aludido Fondo Monetario Internacional, en principio para prestar dinero a países con problemas de pagos de deudas internacionales. Y, fundamentalmente, para imponer al dólar como moneda obligatoria para abonar las deudas surgidas de todos los negocios que se realicen en el seno de la comunidad internacional. Una parte de la emisión de dólares debía tener respaldo en un porcentaje de oro que sería convertible: el tenedor de cada billete de dólar podría ir a la ventanilla de un banco y pedir que se le cambiara a papel, por su respaldo en oro. Hacia 1971, el presidente francés Charles de Gaulle, advirtiendo que se emitían billetes por encima del respaldo de reservas metálicas disponibles, anunció que Francia cambiaría sus reservas de dólares por el oro que representaban. Como se había emitido sin respetar el respaldo metálico, por influencia de los mismos actores, el presidente Richard Nixon dispuso la inconvertibilidad de los dólares. Su canje por el oro que representaban cesó. Desde dicho fraude hasta hoy, el dólar no es más que un papel carente de respaldo, aceptado por la credibilidad que se considera tiene la economía norteamericana. Actualmente con el monumental crecimiento económico impulsado por China, la guerra de las monedas está vigorosamente latente en el escenario mundial. Es el mayor comprador de petróleo del mundo y ha comenzado a pagar sus compras de combustible en "yuanes". En el campo financiero de Occidente, las primeras potencias, a impulsos de sus grandes multinacionales, para afianzar su poder avanzan en políticas tales como el espionaje electrónico de la vida de las personas. A ello responde, entre otras cosas, la política de "inclusión financiera" del gobierno frentista.

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