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Nueva era

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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El presidente Luis Lacalle Pou ha presentado al gabinete ministerial que le acompañará en el inicio de la administración nacional que se extenderá desde el 1º de marzo de 2020 hasta el 1º de marzo de 2025. La nueva realidad crea inquietudes a considerar parcialmente.

Una primera apreciación hace a que el nuevo gobierno es expresión de una rotunda renovación de las personas y las prácticas políticas seculares del país. De las personas, porque el presidente electo es una persona joven con sentido moderno de la política. De las prácticas, porque con conciencia de las realidades nuevas que han signado la conformación del espectro político nacional, Lacalle impulsó una coalición pluripartidista, que es respaldada por una mayoría parlamentaria significativa. Y para quienes tenemos el sol a la espalda, nos consta que la coincidencia programática que respalda al novel acuerdo cívico se cimienta en mujeres y hombres capaces, de limpia trayectoria, que llegan a las responsabilidades de gobierno con el más profundo sentido de servicio al país. Todos abandonarán posibilidades individuales de realización, que las tienen de sobra, para acometer el desafío que el pueblo uruguayo tiene por delante.

Otra observación es generada por algunos comentarios que son moneda corriente en los “medios periodísticos”. No hacen al debate de lo relevante sino a la “peccata minuta”. Unos auguran que la coalición no durará. Por vaticinios de hechiceros. Nada han dicho nunca de los avatares del Frente Amplio tan dado a abrazar a tiranías brutales y déspotas execrables, adalides indiscutidos de circunstancias económicas y socialmente inapelablemente fracasadas. No han comentado nunca tales cenáculos cómo es posible que junto a organizaciones manifiestamente contrarias a la democracia y la economía razonablemente libre, permanezcan adheridos supuestos moderados sin más idealismo imaginable que la obtención de prebendas políticas que les son útiles ¿Esa entente incoherente era viable y el entendimiento de partidos políticos acendradamente democráticos les merece dudas?

Dentro de lo anterior revista el ataque permanente a Cabildo Abierto y al gral. (R) Manini Ríos, su inconfundible líder. No hay epítetos que no se les hayan descargado. El mencionado jerarca, integrante de generaciones nuevas dentro de las Fuerzas Armadas, posteriores a hechos controvertidos del siglo pasado, hizo su carrera durante gobiernos frenteamplistas. Entonces era bueno. Y, ahora ¿perdió tal condición? Entendámonos que no aludimos a las expresiones interesadas, de los Olesker, los Andrade, los Miranda y otros, que más allá de las anteojeras, en muchos casos no son conscientes que perdieron las elecciones y que el pueblo votó por un cambio. Sino que aludimos al “periodismo serio”. Que no se ocupa de lo sustantivo sino de la menudencia. En realidad, por acá somos pocos y nos conocemos, y sabemos qué camisetas se esconden detrás de muchas actitudes políticamente “objetivas”.

El país que recibe el nuevo gobierno tiene una inserción internacional mutilada. De raíz ideológica y absurda. En un mundo complicado, empezando por el barrio mercosureño. Respecto de la producción, la economía y las finanzas, ni hablemos. Una conclusión final se impone. A partir de marzo, tomado el timón del barco, el pueblo merece se le diga cuál es la estricta realidad en que dejan al país quince años de “progresismo”.

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