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"Momin" y figurines

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Ricardo Reilly Salaverri
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Carnaval. Verano. Turismo. Unos vienen a las playas, otros a afanar. De estos nunca ha estado tan concurrido.

Vinieron hasta rumanos. Un éxito. Lo mayor fue el asalto de los mexicanos. Niños de pecho. Usaban dos pistolas de chumbos compradas en un supermercado y marrones para romper vitrinas en la joyería. Al salir no sabían para dónde quedaba la Mansa y para dónde la Brava. Y tampoco las joyas. De grandes con menos de un par de ametralladoras UZI.9 mm. y media docena de granadas cada uno, no los agarrás. Lo de la Policía de Maldonado fue para el podio. ¡Gracias señores! Demostraron que sí se puede. Los montevideanos nos preguntamos si no es posible hacer un "enroque" como en el ajedrez. Les mandamos al ministro del Interior y sus colaboradores cercanos y lo necesario para allá, y ustedes se vienen para acá.

Quedó empalidecido el "Gran Chaparral", ¡el palacete! ¿Y los autos? ¡Y qué cantidad de guita! Millones. Los debe haber traído David Copperfield. El mago. Frente a las cámaras de TV y cine atravesó la impenetrable Gran Muralla China de un lado al otro. Acá, que nos revisan hasta la compra que hacemos de productos íntimos y que para mover un dólar están por pedirnos la antivariólica, que un sindicalista argentino por años vaya de un lado para otro en Masseratti, con bolsas de moneda dura... Y… somos el país de Ancap, de Sendic, de Pluna, Alas U, de Mujica y el Fondes, de tantas circunstancias que nos han hecho un agujero tan grande. Mirando en números lo del porteño, peccata minuta.

Este verano nos agarra con la inclusión sexual en plenitud. Además de la financiera que "por casualidad" ha dado lugar al negocio más grande históricamente de la vida nacional: el de las cajitas negras que alquilan en plaza solo dos empresas privadas, por las que se pasan las tarjetas de débito y crédito, que cuestan a comercios y servicios establecidos decenas de dólares por mes y son por imposición legal necesarias en decenas de miles de establecimientos (haga cuentas lector cómo se ganan dólares a paladas sin hacer nada más que rentar los aparatitos). Lo sexual, en materia de lenguaje es como aquello de ¡somos pocos en casa y parió la abuela! Dejaremos de lado lo del femicidio, realidad excecrable y tema ya previsto en las normas penales generales, con el que hay quienes apuntan a generar antagonismos y hacer culturalmente del varón un asesino en potencia. Olvidando la decadencia moral a que se ha llevado a la República. De lo sublime a lo ridículo hay un paso. No se puede ya decir ni Rey Momo. Es macho. O lo liquidamos o para que algo nos quede, lo pasamos a llamar por ejemplo: "Momín". Una especie de agua viva que no hay forma de saber si es del sexo de Adán o del de Eva o de chi lo sa. Reinas del Carnaval no hay más. Tenemos "figuras". El arte de todos los tiempos se ha encargado de ver en la mujer un figurín, como belleza, diosa, madre, virgen, trabajadora, luchadora. La primera ministra May, del Reino Unido, o Merkel, su par de Alemania, no están en la situación en que viven por sentirse menos que nadie. Y en este país, vanguardia mundial en materia de igualdad de derechos, no precisamos inventores del agujero del mate. Confucio, el chino que nos acompaña en la rambla de playa Ramírez —era sabio— decía que si hubiera sido emperador por un día lo primero que habría impuesto sería obligar a que las palabras se usaran según su real sentido.

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