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El mecanismo

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Ricardo Reilly Salaverri
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En las izquierdas y derechas, categorías ca-da día más confusas al analizar los comportamientos de los dirigentes políticos, entre los descalabros permanentes de Latinoamérica, destaca la corrupción.

Los países con mejor nivel de vida de todos los tiempos, Noruega, Australia, Suiza, Alemania, y todos los exitosos comportamientos humanos nacionales, se basan en la sólida coincidencia entre la honestidad de los gobernantes y el bienestar de la gente. Se respetan las reglas de conducta a nivel de gobernantes y de súbditos.

Escuchamos hace añares un relato con ironía y verdad, dicho por empresarios importantes de países vecinos, respecto de la obra pública. Reza que un día un ministro de obras públicas argentino visitó a su par en Brasilia. Cerradas las formalidades laborales el brasileño lo invitó a su casa. Una gran mansión. El argentino dijo: "Se ve que son buenos los sueldos ministeriales en Brasil". Su colega le pidió entonces que lo acompañara a la azotea de la casa. Desde lo alto, señaló una carretera a la distancia. Y, golpeando con la palma de una mano el bolsillo superior de su saco expresó: "Aquella carretera que usted ve iluminada a la distancia, es mía".

Pasado un tiempo, el ministro brasileño visitó Argentina, fue a Buenos Aires. Tras las tareas formales, el argentino lo invitó a su casa. Otro edificio muy importante. Es ahora el visitante el que comenta lo bien remuneradas que están las autoridades en Argentina. El dueño de casa lo invitó a la azotea de la misma para darle una explicación. Golpeándose igualmente el bolsillo superior del saco en el pecho con la palma de una mano, dijo al visitante: "¿Ve usted aquella carretera en el horizonte". A lo que el brasileño contestó que no veía nada. "Sepa que esa carretera que usted no ve, es mía", agregó el argentino.

El kirchnerismo en Argentina y las alternativas de Lula, Dilma, y hasta del presidente Temer, en Brasil, han desnudado al mundo cómo volúmenes de riqueza fenomenales, que son hospitales, escuelas, inversiones privadas verdaderas, orden público y un largo etcétera, se pierden, debido a una confabulación de autoridades políticas que buscan perpetuarse y de sectores empresariales que quieren ganancias indebidas. Son los Báez, Cristóbal López, y la flor y nata de muchos de los empresarios más poderosos de Brasil, presente en las noticias escandalosas. Citamos lo cercano por próximo, pero son hechos que se repiten en la América del Sur.

Por estos días en Netflix se exhibe la serie "El mecanismo". Son ocho capítulos inspirados explícitamente en lo que viene sucediendo en nuestro vecino norteño. Un protagonista de la investigación de los hechos, llega a la conclusión de que en Brasil funciona una realidad sistémica de larga data entre políticos, la empresa Petrobras, las empresas constructoras y la obra pública brutalmente sobrefacturada, con lavado de activos realizado por medio de operaciones de casas de cambio. Es "un mecanismo", que explica el saqueo llevado adelante en perjuicio de Brasil. Resta subrayar que el coraje y la honestidad de la justicia independiente, no sin tropiezos ha sido fundamental para este espectacular proceso de "manos limpias" que conmueve a la región.

El Uruguay ha sido históricamente un país de gobernantes honestos. La actualidad populista que vivimos impone rescatar esta verdad (Ancap, Pluna, el Fondes, la regasificadora, etc., así lo exigen).

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