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Línea de bandera

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Ricardo Reilly Salaverri
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Siempre escuchamos era de vida o muerte el país tuviese su "línea aérea de bandera". Agitaba los jugos gástricos patrios. Aludía a la vieja y querida Pluna.

Hasta la refundación nacional frenteamplista las iras de los dioses progresistas se centraron en las ineptas administraciones anteriores. ¡Llegaron a tener ejercicios que cerraron con pérdidas por más o menos 12 millones de dólares! ¡Bárbaros!

Ingresados en la sabiduría del Nuevo Orden socialista durante la primera presidencia del Dr. Vázquez y bajo la batuta del Cr. Astori, asomó una notable solución. Es difícil de explicar por lo enmarañada. Se establecieron una Pluna estatal con sus directores rentados, empleados, secretaría, sueldos de emir árabe y otras menudencias y se armó una Pluna sociedad anónima privada. Gestionada por un grupo de inversores privado. Ante la genialidad emanada de la lámpara de Aladino, el Cr. Astori, acompañado por el entonces presidente Vázquez, anunció a los cuatro vientos la magnífica realidad que se iniciaba, con sentencia digna de Churchill: "Lo que empieza bien termina bien". En categorías del pensamiento tales como el bien, la honestidad, el progreso, y afines, debe reconocerse que todo es según el cristal con que se miren las cosas. El asunto aludido recordaremos terminó con quiebra, gente en cana, Pluna privada quebrada y la estatal sobreviviendo por un tiempo con sueldos y prebendas vivos; el "señor de la derecha", el remate de los aviones, los últimos prácticamente liquidados como chatarra y pérdidas en función del embrollo difíciles de determinar, pero, que oscilaron en no menos de… 500 millones de dólares. Con una frutilla para el postre cuyo gasto autorizó en este caso el presidente Mujica, que se llamó "Alas U", un bebé nacido inviable, que se llevó, por lo menos otros 30 millones de dólares. El agujero negro generado —la ciudadanía suele no percibirlo— es parte de lo que se conoce como IVA, IRPF, IASS, UTE por las nubes, los combustibles de los más caros del mundo y en definitiva, de la situación de ajuste fiscal permanente en que vivimos. Al asado siempre alguien lo paga. A este lo paga Juan Pueblo.

Lamentablemente Súperman no existe. Podría habernos dado una mano trasladando a nuestros gobernantes progresistas en un santiamén de un lado a otro y nos hubiese evitado las pérdidas monumentales que nos genera el espíritu aeroespacial de los revolucionarios vernáculos y sus tarjetas corporativas para comprar colchones "Divino". U otros quehaceres menudos. Antel hace un tiempo lanzó al espacio el satélite Antel-Sat. Costó tan solo más o menos un millón y medio de dólares. El desarrollo del proyecto tuvo final desconocido, porque el satélite lanzado a la estratósfera dejó de responder a los controles y se perdió en un agujero negro de los ponderados por el recientemente fallecido sabio Steve Hawkins, que los equipara con la Nada. En el inventario cabe recordar al avión presidencial "multipropósito" comprado directamente a un amigo de la casa. Si usted le pone una camilla sirve como ambulancia para traslado de urgencias de pacientes del interior (los médicos dicen no sirve), y si lleva un mazo de cartas españolas puede armar un partido de truco. Recordemos. Es multipropósito.

En la referencia no puede omitirse una vigente oferta de Mercado Libre. Se está ofreciendo nuestra avioneta Cessna de ALUR. Por una base de tan solo 320 mil dólares ¡Aleluya! ¡Tenemos nuevamente línea de bandera! De remate libre.

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