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Libertinaje

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Libertinaje es la versión patológica de la Libertad. Un ejercicio abusivo de los derechos fundamentales. Que son cimiento de una República libre. Su opuesto es la “libertad responsable”. Que mueve como decía Cicerón a la gente de “recto querer” en una sociedad democrática.

Anima a las personas a no hacer a otros lo que no le gusta le hagan a uno. Sin necesitar la tutela policial del Estado.

La pandemia como ocurre con las situaciones límites revela comportamientos que van desde la cúspide ingresando en lo heroico hasta otros que se pierden en la búsqueda de menores réditos personales o sectarios. Todos tenemos experiencias cercanas de gente que conocemos que ha enfermado o muerto por coronavirus, o que de la noche a la mañana ha pasado a vivir en la ruina por perder su medio de sustento. Todos por otra parte cargamos con el temor de los contagios de las personas que queremos o el de uno mismo. Solo un alienígena puede negar a su vez que el gobierno nacional ha puesto el mejor de los empeños sin medir esfuerzos en pos de encarar una situación de aparición súbita, brutal y desconocida. Y, aquí hay entre otros aspectos uno a subrayar. A los uruguayos se les ha hablado con la verdad. El número de testeos es intenso y extendido, los datos estadísticos son inapelables e indiscutibles en un grado que no pueden exhibir muchísimos países del mundo empezando por nuestros vecinos y siguiendo por la realidad del continente americano. Y, el refuerzo de los centros de atención, de las salas de CTIs, la obtención de las vacunas, su distribución, la vacunación sin contemplar privilegios desde el Presidente de la República para abajo, y otras realidades solo pueden controvertirse por actores movidos por intereses incalificables.

En el día de hoy un puñado de sindicalistas profesionales -que viven económicamente de lo que hacen- que desde marzo de 2020 viene tirando piedras sin ton ni son ha organizado un ”paro general”. Escucharlos da vergüenza ajena. Con toda la gente y familias que sufren paro de actividades verdadero por las circunstancias del virus, dicen que la parodia reivindicativa se promueve por justicia social, inversión, empleo, mejoras salariales, y las gastadas chancletas de la tía Gregoria. Obviamente no proponen nada para resolver algo. Estos paros hijos del libertinaje sindical en el mundo libre y evolucionado legalmente no existen. Solo se los concibe ante una hecatombe como una invasión extranjera o una escasez extrema de alimentos o medicinas, o algo por el estilo. En la realidad en Uruguay tampoco existen. En el interior del país motor de la economía nacional nadie tiene idea de estas propuestas a la holgazanería y en Montevideo solo hay huelga si para el transporte colectivo y amenazan dejar de a pie especialmente a trabajadores, amas de casa y jubilados que son quienes más le usan.

En la oportunidad la Federación Uruguaya de la salud que agrupa a los empleados no médicos se ha opuesto al despropósito citado que afecta -además- la normalidad del proceso de vacunación. Y, trabajarán sin paro. A su vez los médicos que rechazan la politización de la pandemia promovida por algunos sindicalistas del sector, han llamado también a la continuidad del trabajo a sus colegas. Los médicos camaradas del Pit-Cnt, por su parte, han publicitado su apoyo a la rocambolesca convocatoria dirigida contra las necesidades populares. Cosas veredes Sancho.

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