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¿1001 o Laura?

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Nuestra república ha pasado momentos complicados como la tragedia universal de la pandemia que ha azotado al mundo y castiga la vida del Uruguay. El gobierno nacional y la gente sanitariamente la han sorteado hasta ahora con éxito.

Pero, se han cerrado fuentes de trabajo y el desempleo extendido es realidad.

La respuesta general ante hechos equiparables a una guerra debería ser la de Artigas: “Unión caros compatriotas…”. No ha sido así. Desde el primer momento la dirigencia frenteamplista ha actuado como si nada pasara. Tratando de capitalizar el desasosiego social de la crisis con afán electoralista. Reclamando aumentos de sueldos generalizados, subsidios económicos a granel y lo que sea. A modo de ejemplo: en los servicios a cargo de ASSE -en salud pública- hubo renuncias y cese masivo de directores frentistas en abril, y en el día de hoy los sindicalistas del transporte -integrantes del Pit-Cnt, principal agrupación frenteamplista- con un paro dejaron al pueblo abandonado en calles y carreteras; ¿qué reclaman?

Telón de fondo son las elecciones departamentales en proceso. Destaca Montevideo donde el trío de postulantes que presenta la alianza disolvente -Martínez, Villar y Cosse- arrugaron ante la posibilidad de tener un debate público sobre ideas y programas con la candidata de la coalición tricolor republicana Laura Raffo. Ante el miedo hay quienes huyen para el fondo y otros… para el frente.

Está claro el porqué del achique. Los integrantes del trío mencionado tienen en común estar amarrados al empleo público lo que derivaron a la aventura proselitista. La única idea que les une y escribieron en su “programa” común es hacer de la Intendencia de la capital una barricada contra el gobierno nacional. Luego flamean propuestas diversas. Al Ing. Martínez los montevideanos le conocemos. Su suplente actual mostró la hilacha: nombró a dedo 1.000 funcionarios por dos meses, con la elección en el medio, expresión de clientelismo con plata del Estado y corrupción. Las encuestas dicen su chance es nula. El Dr. Villar, candidato tupa, cree Venezuela no es una dictadura y ha propuesto trenes por el espacio, subterráneos y un paquete digno de Walt Disney, diciendo -lo oí-, tomará 500 millones de dólares, de préstamos para ello de no se sabe quién. La favorita según analistas, Carolina Cosse, candidata de la 1001, partido comunista, tiene legajo. En Antel una de las varias “despedidas” de los Olimareños costó 220 mil dólares; el logo del ente 653 mil dólares; la publicidad acrecida en hora electoral, 90 millones de dólares; el Antel Arena, ni ella sabe explicar lo que salió (violó la Constitución, hizo adjudicaciones directas, declaró “confidencial” el gasto y superó los 100 millones de dólares, siendo su valor de mercado actual de ¡30 millones de verdes!).

El resultado electoral está abierto. Si gana el Frente y la 1001, armar las propuestas del trío será como ordenar un cubo rúbico. Mientras tanto, dentro de un sólido y abarcativo programa -entre otras cosas- los extendidos basurales de la periferia humilde, sus inundaciones frecuentes, la oscuridad y carencias de agua corriente que la candidata Laura Raffo ha puesto a la vista pública, y comprometido su responsabilidad de encararlos para humanizar la vida de los compatriotas afectados, es ajena al Frente de “izquierda”. Tuvieron 30 años para hacer algo. Y, como en tantas otras cosas, no lo hicieron.

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