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Gente o manada

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Parece probable que 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración -LUC- serán plebiscitados por ser suficientes las firmas reunidas a tal efecto.

La ley fue elaborada por cientos de personas organizadas en equipos especializados, dentro del Partido Nacional. Tuvo amplia difusión pública por meses antes de las últimas elecciones nacionales. Recibió múltiples correcciones efectuadas primero por los demás partidos en el seno de la coalición republicana gobernante y luego por el parlamento. Responde a un compromiso asumido ante el pueblo, que desde el primero al último de los integrantes del gobierno nacional éticamente entienden debe cumplirse.

Es una ley que protege a la población. Es pabellón nacional. Los primeros en votar con las dos manos su derogación parcial serán los delincuentes empezando por los narcotraficantes. La norma cuida a los policías y a la gente. Hace letra viva el derecho a la legítima defensa, fuera y dentro del hogar. Permite exigir documentos en la vía pública y que la autoridad de los agentes del orden sea civilizadamente respetada. La seguridad pública -socavada durante los gobiernos frentistas- se considera en Derecho Público un cometido esencial del Estado de los que hacen sea lo que es, junto con la defensa nacional y la administración de justicia. El tema pesó en la decisión ciudadana en los últimos comicios nacionales.

La LUC ya lleva un tiempo prudente de aplicación y como viene de expresar el Presidente de la República, cabe preguntar ¿pasó algo raro? De las cosas que pasaron una fue que bajaron los delitos. Y lamentable pero inevitablemente hay más presos. Y se recuperó la autoridad en todo el territorio nacional. De esto habla la notable caída del delito de abigeato (robo de ganado) en el medio rural.

El deterioro de la educación pública -¿laica, gratuita y obligatoria?- en la era ¿“progresista”?, ha sido tremendo. Deserción escolar, niños que ingresan al liceo y no entienden lo que leen, ni comprenden matemáticas son parte de una situación generalizada. Allí está la raíz primera de la desigualdad social. Con miles de compatriotas que no serán capaces de insertarse en actividades que impulsen su progreso laboral, en la era de la información y el conocimiento, de nuevas tecnologías que se reproducen exponencialmente todos los días. En esto no es menor la acción de sindicalistas que creen las aulas son un medio para catequizar “ideológicamente” antes que enseñar. Aquí se ubica otro escenario que la LUC quiere cambiar a partir de una nueva organización directriz. Con la inevitable resistencia de sindicalistas que antes que educadores son furibundos militantes sectarios.

La libertad de los trabajadores no huelguistas que quieren trabajar en ocasión de paros y ocupaciones que no comparten, y la libertad del ciudadano para manejar su dinero, sin bancarización obligatoria, suman entre los beneficios controvertidos de la LUC.

Con tupamaros y comunistas a la cabeza la oposición quiere generar descontento y capitalizarlo. Así juntaron firmas y procederán si hay plebiscito. Con aullidos difundidos por periodistas adictos que les darán cámaras y micrófonos para motivar a la manada: ¡bajarán sueldos y jubilaciones!, ¡“gatillo” fácil!, ¡educan para el mercado!, ¡expulsarán a inquilinos sin juicio!, ¡reprimirán huelgas y manifestaciones! ... y ¡nacerán niños con dos cabezas y perros sin dientes! Todas mentiras de patas cortas. Para la manada.

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