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Fuera de control

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ALFONSO LESSA

Seguramente ni el más pesimista de los frentistas pudo haber imaginado hasta hace poco, el escenario político que se planteó durante la semana pasada en el oficialismo. Tampoco, por supuesto, lo habrá imaginado ni el más optimista de los opositores.

El planteo de la reelección de Vázquez derivó en el más duro enfrentamiento que se recuerde en mucho tiempo en la interna frentista, quizás desde la ruptura de Batalla con el FA en 1989. Y ni los tenues esfuerzos del viernes para tratar de bajar el perfil del conflicto, ni los confusos mensajes mediante intermediarios atribuidos al mandatario, lograron despejar la tormenta.

Sobre todo teniendo en cuenta que en otros episodios, el propio presidente negó tener ningún vocero y remarcó que sólo se le podía atribuir lo que exprese personal y públicamente.

El planteo de la reelección está instalado en la agenda política hace semanas y aunque podía intuirse incomodidad en algunos sectores de izquierda, lo que nadie esperaba era que repentinamente el asunto estallara del modo que lo hizo en el propio FA, dejando al descubierto diferencias profundas y resentimientos que estaban contenidos.

El planteo del diputado Víctor Semproni del Espacio 609 de enviar al Tribunal de Conducta Política a los promotores de la reelección (difícilmente realizado sin algún aval en su sector) notoriamente exasperó a Vázquez y lo indujo a bajar a la cancha, para jugar muy fuerte, mucho más como principal figura del FA que como presidente. Su respuesta, en lugar de llevar tranquilidad al oficialismo, encrespó más los ánimos, en la medida que hubo quienes la interpretaron como una ratificación pública de una presunta intención reeleccionista. Tal el caso de las principales figuras del MPP como José Mujica -que ya venía cuestionando la reelección- y Fernández Huidobro.

El jueves en la tarde se supo que Vázquez le habría dicho al diputado Pablo Álvarez que mantenía su postura contraria a la reelección. Este hecho bajó la tensión pero no hizo desaparecer la desconfianza. En el propio MPP, reservadamente, se siguió considerando que la única expresión pública del presidente era la respuesta a Semproni y se preguntaban por qué no salía a frenar el movimiento que impulsa su reelección.

Mientras tanto, Danilo Astori mantuvo el bajo perfil, hecho que algunos consideran parte de una estrategia y otros, consecuencia de las dificultades para plantear su campaña. Astori, de todos modos, intensificará apariciones en los próximos días.

El verano pasado Vázquez había explicado a El Observador los motivos por los cuáles no se postularía a la reelección. Y expuso dos clases de razones, unas de nivel general, admitiendo que la propuesta -que calificó de irreflexiva- partiría el país al medio y podría generar inestabilidades; y otras relativas al propio FA, para evitar un debate en la coalición y para demostrar que no necesitaba de un "Mesías" para ganar. Razones, todas ellas, en las que por supuesto, los promotores de la reelección no creen.

En síntesis, la propuesta reeleccionista lanzada por dirigentes de tercera línea, en cuyo desarrollo no está claro el papel de Vázquez, se salió de control y generó un enfrentamiento que dejó al descubierto una de las peores caras de la izquierda.

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