Publicidad

Frentísima trinidad

Compartir esta noticia
SEGUIR
RICARDO REILLY SALAVERRI
Introduzca el texto aquí

El Frente Amplio ha dado clase de economía real, con acento en el empleo y el salario. La aludiremos en clave neomarxista.

Se tomará al citado colectivo como una sociedad comercial -integrada por numerosos accionistas- propietaria de un medio de producción dedicado al negocio electoral. Su objeto es juntar votos de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda. Presenta su producto, en el que está presente un programa -en el que necesariamente deben estar reiterados el vocablo “social”, y “conflicto entre ricos y pobres- y se trabaja para conseguir clientes que pongan sus listas de candidatos en las urnas toda vez que haya una elección. Cerrada cada elección -especialmente si el producto obtuvo una demanda importante- los accionistas cobran dividendos -o sea la plusvalía- ocupando y creando cargos políticos con jugosas retribuciones, secretarías, coches con chofer, viajes a raros simposios, etc., y se acumula un capital muy importante.

En la correntada del reparto de la plusvalía, va incluida la creación de cargos en la burocracia administrativa de la sociedad, hasta donde llegan buenos dividendos. Así por ejemplo, el Dr. Javier Miranda, presidente de la organización ganaba 240 mil pesos por mes y para ilustrar entre otros muchos beneficiados, un chofer ganaba 100 mil y una contadora 120 mil pesos respectivamente. Actualmente en función de los ciclos del capitalismo y el mercado, al perder el gobierno nacional en los últimos comicios, los accionistas han visto mermar su plusvalía.

Siendo el socialismo numen inspirador de la corporación podía creerse que se haría un fondo común con la renta que ha quedado y un reparto igualitario del capital restante entre los asociados. No será así. A Miranda le van a rebajar el sueldo un 50% -está clamando que la quita no sea superior el 25%- y para los demás habrá más rebajas y despidos varios. O sea: un ajuste fiscal.

Pero, hay efectos colaterales. ¿Recuerdan cuando en las elecciones municipales de Montevideo la empresa progresista ponía de candidato a una heladera y ganaba generando mayores plusvalías a la sociedad cuasi-igualitaria? Surge una interrogante ¿por qué ahora de cara a las elecciones municipales se presenta con tres “minibares” (Cosse, Martínez, Villar) sustituyendo a la heladera? ¿Hay ideas distintas sobre aguas servidas, iluminación, asentamientos, etc.? No. Simplemente hay una lucha interna entre los candidatos. Cada uno quiere la mayor tajada del botín montevideano para sí y sus amigos.

Y, mientras la candidata de la coalición multicolor, la Ec. Laura Raffo, recorre día a día los vecindarios con mayor cantidad de necesidades básicas insatisfechas (luz, agua corriente, caminería, transporte,), realidad de decenas de miles de compatriotas, la intendencia despilfarra recursos fiscales en “fiestolachas”. Destinadas a captar juventud no pensante. Pasó con el festival “del Mojo”, en diciembre pasado. Gastaron casi 8 millones de pesos en una farra en la que solo la banda porteña “Las Pelotas” cobró 751 mil pesos, otros conjuntos extranjeros cifras parecidas y la transmisión por TV Ciudad que todos pagamos se llevó 1 millón de pesos. Ahora están organizando otra farra más grande de cara a las elecciones municipales ¡Cuántas necesidades del Montevideo carenciado podrían solucionarse con estos millones de dineros públicos frívolamente dilapidados!

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumRicardo Reilly Salaverri

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad