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Falta grave

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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La mayoría de la dirigencia sindical que actúa en la república tiene un alineamiento proselitista indiscutible. El Cómite de Libertad Sindical de la OIT, en su jurisprudencia -con razón- ha expresado que la subordinación de los sindicatos a un partido político contraría dicha libertad.

Uruguay lo sabe.

Desde siempre la educación pública ha sido coto de caza de la dirigencia sindical. Esto hizo que la enseñanza alcanzase la crisis más horrorosa de su historia. Con deserciones escolares, extendidas carencias de conocimientos básicos en menores y adolescentes que llegan a secundaria sin tener capacidad siquiera para entender lo que están leyendo. El sindicalismo militante de la educación fue tutelado por los gobiernos del FA. Perjudicando a los sectores más carenciados de la sociedad, realidad social dramática que reclama cambios urgentes en el sector.

Un día, dicha dirigencia ajena a lo mejor del gremio de educadores, podía haber dicho “no se puede seguir así, hagamos algo para mejorar”. La respuesta ha sido mutis por el foro y “vamo’ arriba”. En este escenario es común que activistas políticos desarrollen actividades proselitistas en casas de estudio. Un caso fue en un liceo en San José. Allí se mostró ostensiblemente a un grupo dentro de un centro de educación militando entonces contra la campaña “Vivir sin miedo”, promovida por el actual Ministro del Interior Jorge Larrañaga, la que tuvo, por otra parte, amplia adhesión popular. En la plaza pública podían hacer lo que quisieran, dentro de las aulas no. Las viejas autoridades archivaron el asunto sin investigación.

Dentro de la acción depredadora ha destacado sostenidamente la Federación Nacional de Profesores -Fenapes-que presenta casos notables. Su presidente José Olivera no tiene título de profesor -sin embargo es adscripto liceal- y confesó que no le gusta dar clases... Y, lo que explica el caos de San José, toca a otro dirigente de primera línea, Marcel Slamovitz, miembro del Partido de los Trabajadores, de orientación trotskista comunista (conformado por un minúsculo puñado de seguidores del “rompantodo”). Quien se supone daba clases ¡de Historia! en liceos de San José.

En Radio Carve, una exdirectora del liceo Nº 1, de San José, Miriam Arnejo, ha declarado recientemente que el Consejo de Secundaria de entonces encubrió a Slamovitz, quien registró 140 horas de ausencia de su cargo docente en San José en 2017, mediante el archivo de una causa abierta por tal motivo. Estas horas eran un plus de las 20 horas de “licencia gremial“ pagas de las que este dirigente podía hacer uso. Dijo la denunciante era esta una práctica habitual, que no se limitó al archivo de la acción proselitista antes mencionada. Agregó que “esta gente hace lo que quiere dentro de los centros educativos”.

La Constitución Nacional en su artículo 58 dice que “los funcionarios están al servicio de la Nación y no de una fracción política. En los lugares y las horas de trabajo, queda prohibida toda actividad ajena a la función, reputándose ilícita la dirigida a fines de proselitismo de cualquier especie”.

El expediente ayer archivado sobre los activistas políticos de San José ha sido actualmente desarchivado y está siguiendo su debido proceso administrativo con todas las garantías legales. Si se confirma la flagrante violación de la Constitución citada no es una falta grave, sino gravísima. Aunque a los trotskistas comunistas y compañía no les guste.

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