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Un fallo inapelable

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Recientemente se celebró un evento diplomático cumbre en Jerusalén en recuerdo del Holocausto, con motivo del 75º aniversario de la liberación por las fuerzas aliadas de Auschwitz el mayor campo de exterminio del régimen nazi.

Previamente, el 19 de setiembre de 2019, se había dictado por el Parlamento Europeo una Resolución condenatoria a la vez de los dos totalitarismos que azotaron a la Humanidad en la era contemporánea: el nazismo y el comunismo. Los equipara por sus “asesinatos en masa, genocidios deportaciones causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en una escala nunca vista”.

El Parlamento pidió a los Estados de la Unión condenen a quienes niegan el holocausto y que enseñen la historia de forma completa impidiendo la propagación de ideas totalitarias. Reclama que no se usen en espacios públicos símbolos de exaltación nazi o comunista. Los 22 numerales de la declaración exceden el espacio de esta columna. Comienza recordando que según su Tratado fundacional la Unión se asienta en “los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia e igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos”. Cita como relevante un hecho histórico: el “infame” Tratado de no agresión nazi-soviético del 23 de agosto de 1939, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop. Sus protocolos secretos “permitieron a dos regímenes totalitarios, que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia”. Recuérdese que el entendimiento fue traicionado por Adolfo Hitler cuando en la demencial aventura bélica expansionista que conducía, se vio urgido a apoderarse de grandes reservas petroleras ubicadas en territorio ruso.

El texto aludido evoca la comisión de asesinatos en masa, genocidios y deportaciones causantes de una pérdida de vidas nunca vista en la Historia de la Humanidad, subrayando los atroces crímenes del Holocausto cometidos por el nazismo. Haciéndose hincapié en la importancia de mantener viva la memoria del pasado, condenando toda propagación de estas ideologías totalitarias en los países integrantes de la Unión. También se pide a las naciones asociadas se divulgue esta realidad en ”los planes de estudio y los libros de texto de todas las escuelas y que se declare el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las víctimas del Estalinismo y del Nazismo en todos los estados de la Unión”.

Respecto de Rusia afirma que preocupan los esfuerzos “de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético...” Destacando que varios países “ya han prohibido el uso de símbolos nazis y comunistas”. La Resolución termina alentando “sociedades abiertas y tolerantes y comunidades que acepten a las minorías étnicas, religiosas y sexuales” para que todos puedan beneficiarse de los valores europeos”.

En América Latina vive el comunismo castro-chavista, apoyado por Rusia ( con abundantes seguidores frenteamplistas vernáculos). Y, con Irán detrás, el grupo terrorista libanés Hezbollah, responsable del atentado de la AMIA, la mutual israelita, en Buenos Aires, está instalado en Caracas. (¡Increíblemente la Ministro de Seguridad de Argentina Sabina Frederic sostiene es una organización no terrorista…!).

Conclusión: el Parlamento Europeo oportunamente ratificó los valores de Occidente.

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