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Estudiantes sin derechos

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Las personas activas obtienen de la economía salarios como empleados públicos, en cargos políticos de dirección o de subordinación, al igual que en el sector privado, ya sean trabajadores dependientes o independientes.

En el privado -además- pueden lograr rentas y dividendos como empresarios o directores de empresas y asociaciones. Unos y otros aportan tributariamente -además-para sostener a los pasivos por medio de la seguridad social. Es así por el “principio de solidaridad” que lleva a que jubilados y pensionistas sean sostenidos por los activos de hoy, que estando en actividad les habían dado apoyo en su infancia y juventud. Todos por medio de rentas, salarios y pasividades aportan al Fisco. Los trabajadores informales -que desde las administraciones frentistas son aproximadamente más de 400 mil activos- reciben retribución de lo que sirva para generarles sustento. Al Fisco suman los precios que se pagan por los servicios de las empresas públicas.

De los casi 200 países que integran la comunidad internacional, pocos viven en democracia plena. En ellos los derechos humanos se respetan y la educación republicana se practica. En los demás países habitualmente regidos por tiranías que concentran el poder la educación sirve para formar vasallos.

El aporte de la producción y el trabajo y el de la sociedad toda es básico para la educación pública gratuita en primaria, secundaria y la universidad estatal. Los gravámenes hacen cola larga y piden cancha el IVA (22%), el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), a las transmisiones inmobiliarias, al patrimonio, a la renta de la empresa rural y urbana, a la contribución inmobiliaria, a la patente de rodados, a la “enseñanza primaria”, y… ¡adelante la columna!

En la educación pública activistas “ideológicos” alineados con el Frente Amplio quieren crear descontento para ganar el gobierno nacional que sus dirigentes supieron disfrutar en la era “progresista” (les hacen vacuo coro “gremiales estudiantiles” con la capacidad mental de un ladrillo). El desastre que causaron asociados a las anteriores autoridades de la educación (Anep) en primaria y secundaria está a la vista.

El foco de huelgas y fracasos es Montevideo. El interior no para. Trabaja fuera de la invitación de la anarquía. La deserción escolar ha sido altísima, y muchísimos niños y jóvenes no han aprendido a leer, ni a hacer operaciones aritméticas, ni pueden comprender en secundaria lo que leen. Son analfabetos insertos en la era de la informática, las nuevas tecnologías y las comunicaciones.

En la Universidad -a su vez- la agitación clama porque crecieron las inscripciones no se sabe en qué carreras. Quieren “más plata”. Se esconde que promedialmente solo se titula una porción muy menor a la que se matricula. Y, los centros de estudio que paga el pueblo son ocupados y vandalizados con consignas. Para tomar mate y “ainda mais”. Violando reglas jurídicas obligatorias sobre prohibición de ocupar edificios públicos dictadas por el pasado gobierno frentista.

El derecho humano de los padres a la educación estatal de sus hijos, el de los alumnos de la educación pública a aprender, y el del pueblo a que sus tributos se apliquen a metas de educación adecuadas, son víctimas de una violación incalificable. Y, la grieta entre la enseñanza privada, las casas de estudio públicas que funcionan razonablemente, y las confiscadas por la agitación política es cada día más grande.

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