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Encierros y Sputnik

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Por irrefutable aludiremos a una columna periodística argentina (Rosendo Fraga (h), Infobae, 14/08/21). En síntesis, dice lo siguiente.

Nos recuerda que casi ha desaparecido en Uruguay la penosa enumeración de fallecimientos por covid-19, consolidándose un ritmo de vacunación “que envidiarían hasta los israelíes”. Lo explica -dice- la combinación de desarrollo logístico, capital humano, transparencia, capacidad negociadora e integración con el mundo. Agrega lo que sigue.

Somos el 6º país más libre en el mundo, en derechos políticos y respeto de las libertades civiles, según el informe Freedom in the World, de la ONG Freedom House (en Latinoamérica nos sigue Chile en el lugar 30º).

El World Press Index de Reporteros sin fronteras confirmó que en Sudamérica somos el país con mayor libertad para el ejercicio del periodismo (2º en Latinoamérica después de Costa Rica y 18º en el mundo).

Desde marzo pasado accedimos a la posición 23ª del Emerging Markets Logistics Index 2021. Una evaluación de los 50 mejores mercados emergentes del mundo por sus posibilidades logísticas.

Desplazando a Sudáfrica -un gigante- que pasó a la posición 24ª.

El Chandler Institute of Government, en su Good Government Index, dice en instituciones democráticas, leyes y liderazgo global, ocupamos la 2ª posición de Latinoamérica después de Chile. A nivel global, la posición 37ª entre 104 países.

El Global Resilience Index 2021 de FM Global, entre 130 países por bajo riesgo político, control de la corrupción, reacción ante el riesgo cibernético y baja exposición a desastres naturales, nos dio 62,3 puntos. En el continente americano estamos luego de Estados Unidos y Canadá.

En tecnología financiera, pasamos del lugar 63º al 17º; en derechos laborales somos el único país no europeo con respeto pleno de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores durante la pandemia, y sigue un largo etc.

Estos datos se dan pese a una oposición política histérica que no dio un segundo de tregua al gobierno que se acababa de instalar en el país y enfrentaba una pandemia sin parangón.

Como muestra basta recordar que hubo un grupo “ideológico” de médicos que alineados con el Frente Amplio, pedía encierro popular total e importación de vacunas rusas Sputnik. Situación alineada con el desastre registrado en Argentina.

Desde esta columna destacamos este hecho así como reiteradamente también destacamos la notable gestión del gobierno y la heroica tarea llevada adelante en la primera línea de combate por el personal médico y no médico de la salud.

Lo que viene de expresarse refiere a hechos que son de estado público.

Es increíble se propusiese una vacuna hecha en un país capitalista, regido por una férrea dictadura cuya vacuna no se estaba en condiciones de producir en grandes cantidades, ni tenía los testeos completos que acreditaran su bondad.

Aquí deben destacarse las exitosas negociaciones -que nos constan- llevadas adelante especialmente con Pfizer y BioNTech por integrantes del gobierno y desinteresados colaboradores del sector privado, incluidas personalidades relevantes vinculadas especialmente a la empresa alemana.

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