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“Comandante” Alicia

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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En medio de la pandemia a cada rato desde sitios lejanos alguien dice “es ejemplar lo que hizo Uruguay”. Desconocerlo solo puede ocurrirle a un selenita o -entre nosotros- a un frenteamplista.

Hace pocos días la directora de la (Cepal), organismo integrante de Naciones Unidas, Alicia Bárcenas, en vez de participar del reconocimiento aludido, interpretó caprichosamente datos relativos (solo midió marzo) a la relevante asistencia económica que el gobierno del Dr. Lacalle Pou ha hecho en relación al tema. apoyado por varias cosas bien hechas, entre las que destaca la responsabilidad con la que los uruguayos le respondieron.

Oficialmente -desde el Poder Ejecutivo- se protestó por lo que se creyó con buena fe era un error de apreciación de la “jerarca” de una entidad que debería merecer respeto planetario. El asunto pasa por otro lado que subraya la necesidad de no atender demasiado a la bien rentada burocracia internacional. En la que abundan empleados millonarios que producen opiniones y caras consultorías rentadas, y que suelen esconder ponzoñosos cangrejos bajo mullidos sillones, viajes en primera, ropas de marca y perfumes caros.

La mexicana Bárcenas cuyo legajo está saturado de antecedentes supuestamente respetables que merecerían considerarse, es actualmente una tutelada del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador -tan ferviente defensor de la tiranía cubana y del sátrapa Nicolás Maduro- como presto al abrazo con Donald Trump, dada la dependencia imprescindible de la economía azteca al trato generoso del “imperio yanqui”.

Tiene como directora de Cepal un bagaje pleno de gestos muy estridentes. Uno -entre muchos- bastante expresivo, es la declaración del organismo bajo su criterio personal, al fallecimiento de Fidel Castro. Entre otras consideraciones laudatorias del capo criminal latinoamericano que arrasó con la más elemental expresión de los derechos humanos y construyó el fenomenal atraso económico y social que es actualmente la isla de Cuba, tras expresar condolencias a Raúl -el príncipe heredero- cerró sus expresiones -en tuit- con un: “¡Hasta la victoria siempre comandante!”. La lluvia de críticas que recibió desde América Latina y España, fueron tales que hicieron que a los tres días de emitirlo optara por borrarlo (El líbero, Chile, noviembre, 2016). Toda la ya dilatada trayectoria de esta empleada de Naciones Unidas, es de una carnal relación con las expresiones más retrógradas del populismo despótico, que vida tienen en el continente latinoamericano. En la internacional procastrista es habitual adjudicarse pomposamente el título de “comandante”. En el caso aludido le debe ser un halago que más que una jerarca de un organismo internacional que ha falseado intencionalmente los números opinando sobre la realidad uruguaya, se le pueda referir merecidamente como “comandante” Bárcenas. A la que solo debemos atender cuando intencionalmente agreda de nuevo a nuestro pueblo desde su lucrativo empleo.

Para el Frente Amplio, sus hoy candidatos -especialmente- a la intendencia municipal de Montevideo, que anhelan hacerla barricada revolucionaria contra el gobierno nacional, ignorantes de la pandemia y sus secuelas sociales indeseadas, las falsedades de la compañera Bárcenas, seguramente suenan como música a sus oídos.

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