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Ricardo Reilly Salaverri

En sus "Antinomias", recordaba Radbruch que cuando en la Edad Media la Iglesia Católica sumaba a su propósito religioso un fuerte poder político, en un pronunciamiento expresaba que "Soberano es el que te da seguridad". Y, en todos los tiempos una razón de ser del Estado que hace a su naturaleza más profunda, es la de velar por el orden público.

La delincuencia hecha dueña y señora de la sociedad nacional, sin respetar mujeres, ni niños, ni ancianos, ni adultos; ni jóvenes, ni empresarios o trabajadores, ni a nadie, a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, puede tener muchas causas.

La fractura social, es decir la distancia entre los que viven mejor y los que viven peor, que de acuerdo con informes técnicos emanados de institutos universitarios y de técnicos que se autocalifican de izquierda, se ha agravado en la República, es una razón.

La debacle de la familia y la ausencia de paternidad y maternidad responsables también revistan en el primer orden de razones vinculadas a la multiplicación de la delincuencia.

La crisis de la enseñanza pública en todos sus niveles, especialmente en el primario y el secundario, con altísimos índices de abandono y una calidad de educación promedialmente empobrecida es otro.

Que no se arregla solo con computadoras y aumentando el presupuesto, sino priorizando la nobleza y eficiencia del programa educativo y del gasto, a lo que no atienden los reclamos sindicales, orientados solo a defender intereses materiales de sus miembros. No hay formación moral, ni intelectual. Fuimos para atrás.

Y, finalmente, cuando tuvimos como ministros del Interior al Dr. José Díaz y a la Sra. Daisy Tourné, que hizo de la cartera un "show", y una barricada política para insultar por lo menos a medio país, allí se encuentra otra parte del fracaso del gobierno.

Que abdicó del ejercicio de la autoridad al abrir las puertas de las cárceles, al derogar el decreto que permitía a la policía detener gente sospechosa en averiguación, y al alentar la sindicalización policial y la ocupación de los lugares de trabajos por sus correligionarios del Pit-Cnt.

En el marco de las estupideces habituales, el "Pepe" ha dicho recientemente en un programa de radio una gran verdad: el gobierno fracasó en su política de seguridad pública.

Igualmente ha manifestado que es libertario (anarquista). Esto bastaría en las actuales circunstancias para que en un país civilizado fuese directamente descalificado por la ciudadanía como opción electoral. ¿Qué anarquista va a poner orden con la energía que reclama la nación, si lo suyo es espiritualmente la destrucción del Estado liberal?

Ante el panorama se miran las encuestas. Alguien va a salir mal parado de la próxima puja.

A las encuestadoras que se consideran científicas e irreprochables, que se equivocan siempre a favor del Frente Amplio, se les ha crecido el número de indecisos, comodín para justificar cualquier resultado ("los indecisos se volcaron").

Para la que algunos llaman "disidente", MPC, con aciertos recientes, la primera vuelta verá una leve mayoría del Frente Amplio sobre el Partido Nacional y un crecimiento importante del Partido Colorado.

Y en el "balotaje" -es la única que arriesgó- dice que Lacalle tendrá una votación de 52-55% y Mujica una de 40-43%.

Veamos que dice la única encuesta cierta: el voto del pueblo en las urnas que es la voz de Dios.

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