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Paisaje político

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juan martín posadas
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El año que pasó, primero de este período de gobierno, se caracterizó por lo inusitado y por haber demandado y generado muchas respuestas no previstas.

El comienzo de este segundo año, dentro de las incógnitas que aún subsisten por el COVID-19, presenta un panorama algo más previsible.

El gobierno. Ya tiene su presupuesto quinquenal aprobado, tiene la LUC, tiene asimiladas las limitaciones de largo alcance derivadas del COVID-19 (que no cesarán con la vacuna) y una señal clara de las ídem que derivan de la integración de la coalición de gobierno. Tiene un importante grado de apoyo popular. En ese paisaje político se habrá de manejar en lo que está por venir.

El Partido Nacional. Como sucede en estos casos el gobierno se ha comido al Partido, por lo que éste tendrá que hacerse (y ganarse) su lugar. Lo que parece más urgente es la designación de un nuevo Directorio con una integración diferente, que corresponda al mapa partidario y que tenga peso político propio.

El Frente Amplio todavía anda en la tarea de encontrarse a sí mismo en su nuevo lugar luego de la derrota electoral y la defunción (física y/o política) de sus viejos referentes. Ha buscado ubicarse como oposición en sucesivos escenarios. En un primer momento eligió el terreno de la seguridad, los “abusos” policiales (episodio de la plaza Seregni y otros), sin haber caído en la cuenta que el sentir popular le acababa de pedir cuentas electoralmente justo en ese punto. Plantearon interpelación al Ministro del Interior pero, advertidos del disparo por la culata, enfundaron esa mandolina. Luego buscaron su lugar oponiéndose a la LUC. El gobierno abrió el juego, aceptó enmiendas y sustituciones, pero los ultras y el PIT-CNT empujaron hacia el precipicio del plebiscito. Los dirigentes más sensatos dudan de la posibilidad (¿seriedad?) de una consulta sobre tantos y tan engorrosos temas y con tan poco tiempo. La última búsqueda de ubicación se desarrolló en el terreno de la política sanitaria; con ese sentido fue planteada una especie de interpelación al Ministro de Salud Pública con un desenlace parecido a los pasos citados más arriba. La búsqueda de ubicación continuará por un tiempo: encontrar el lugar, en este caso, es una búsqueda de identidad

Cabildo Abierto. Es un Partido nuevo, cursando un lógico período de aprendizaje. Los partidos nuevos en el Uruguay son algo digno de estudio: por algo han empezado a nacer. Cabildo se siente con los bolsillos llenos por la cantidad de votos marcados; debe atender a lo que sucedió con el otro partido nuevo: Novick también tuvo muchos votos. Ambos partidos contaron con un solo referente, un solo nombre. Hacer un partido político requiere de mucho amasar. El proyecto de ley en conjunto con el FA sobre limitaciones a la forestación al que se le negó tiempo de maduración parlamentaria, solo sirve para dejar visible el despiste respecto a los objetivos políticos de largo alcance de ambos proponentes.

El Partido Colorado. La situación del Partido Colorado requiere un análisis más pormenorizado de lo que permite este espacio. Ese Partido, sobretodo en su vertiente batllista, tiene una identificación histórica con un modo de ser uruguayo (que es, en gran medida, su producto) lo cual parecería darle un sólido certificado de sobrevivencia. ¿Entonces? El problema podría estar en que sus actuales dirigentes no acierten a darle un discurso -una letra- para hacerlo inteligible a los uruguayos de hoy.

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