Publicidad

Verano Educativo

Compartir esta noticia
SEGUIR
Pablo Da Silveira
Introduzca el texto aquí

Las autoridades educativas y varias figuras del oficialismo han salido a promocionar en estos días el programa "Verano Educativo".

El servicio de comunicación de ANEP divulgó en las redes sociales un mensaje que decía: "Más de 12.000 escolares de 139 escuelas participan en Verano Educativo de Primaria". Varios legisladores oficialistas resaltaron la actividad en tono de "esto lo hacemos nosotros". Y hasta hubo quien intentó asociar esta iniciativa con las "conquistas" que supuestamente quiere destruir "la derecha".

Solamente el comunicado de ANEP señalaba en el cuerpo del texto (no en el título) que se trata de la edición número 28 del programa. O sea: estamos hablando de algo que existe desde hace 28 años. El Frente Amplio lleva 13 en el gobierno.

Verano Educativo es la continuación del programa Verano Solidario, que fue creado a principios del gobierno del presidente Luis Alberto Lacalle. A lo largo de este tiempo fue cambiando de nombre (en algún momento se llamó Verano Feliz) y fue variando sus orientaciones. Desde el principio estuvieron presentes los componentes de alimentación y de esparcimiento. Hace ya unos cuantos años que se viene reforzando el componente educativo.

De modo que este programa ha pasado a ser una política de Estado, que ya ha sido ejecutada por gobiernos de tres partidos diferentes. Esta es una noticia que debería enorgullecernos a los uruguayos.

Lo curioso es que algunas figuras del oficialismo, en vez de festejar, se incomodan. El consejero de Primaria Pablo Caggiani, por ejemplo, escribió en las redes sociales que "comparar Verano Educativo de hoy con Verano Solidario es como decir que las escuelas al aire libre y las de tiempo extendido son iguales". Su tuit fue reenviado por varios legisladores oficialistas.

Por supuesto que el programa actual no es igual al inicial. Eso es lo que pasa normalmente cuando una política pública se extiende durante un cuarto de siglo. Hay cosas que hoy son mejores (por ejemplo, el reforzamiento del componente educativo) y hay cosas que son peores. Por ejemplo, el programa Verano Solidario de los años 90 era un plan en expansión. El actual es un plan en retroceso. Hoy atiende a 12.000 alumnos, cuando en 2012 atendió a unos 22.000.

Además, en los años noventa hubo voluntad de extenderlo a la educación media. En el año 1993 se ejecutó el programa "Actividad recreativo-deportiva: introducción al mundo del trabajo", que recibió a 3.000 estudiantes de Ciclo Básico en doble horario, durante los meses de enero y febrero.

Pero lo importante no es la competencia acerca de quién hizo qué. Lo crucial es un problema de cultura política que aparece con claridad en algunas cabezas del oficialismo. Ellos, que se declaran grandes defensores del Estado, desconocen un concepto básico: la continuidad del Estado por encima de los cambios de gobierno. Eso es lo que hace que el Estado sea algo diferente de los individuos, de los grupos de interés o de los partidos políticos. Y eso es lo que permite que el Estado sea un lugar de encuentro entre todos los ciudadanos, más allá de las diferencias de opinión que nos separen.

Parecería que algunos solo son capaces de entender la continuidad de su propio partido en el ejercicio del gobierno. Lo demás no vale. Por eso se incomodan ante datos que deberían alegrarlos. Se trata de un primitivismo peligroso para la democracia.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad