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¿No es para tanto?

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La peor de las noticias sobre educación que se ha escuchado últimamente es la actitud que mostró el Dr. Tabaré Vázquez en el lanzamiento de su campaña electoral. Según dijo este fin de semana, la situación de nuestra enseñanza no da para alarmarse. Es verdad que hay algunos problemas, pero nada por lo que debamos despeinarnos. Según afirmó, "lo que dicen de educación es extremista". O sea, Vázquez está aplicando a la educación la misma estrategia que el Frente Amplio viene aplicando en relación a la inseguridad: es pura sensación térmica.

La peor de las noticias sobre educación que se ha escuchado últimamente es la actitud que mostró el Dr. Tabaré Vázquez en el lanzamiento de su campaña electoral. Según dijo este fin de semana, la situación de nuestra enseñanza no da para alarmarse. Es verdad que hay algunos problemas, pero nada por lo que debamos despeinarnos. Según afirmó, "lo que dicen de educación es extremista". O sea, Vázquez está aplicando a la educación la misma estrategia que el Frente Amplio viene aplicando en relación a la inseguridad: es pura sensación térmica.

¿Tiene razón Vázquez y realmente estamos exagerando? Veamos. Lo único que anda bien en la educación uruguaya es la capacidad de Primaria de retener alumnos: prácticamente todos los uruguayos empiezan la escuela y casi todos la terminan. Todo lo demás anda entre mal y muy mal.

Los chicos efectivamente van a la escuela, pero no aprenden lo suficiente: la tasa de repetición pasa del 1% en sexto de Primaria a más del 30% en el Ciclo Básico, lo que sugiere que en la escuela se está exigiendo todavía menos de lo poco que se exige en el liceo. El argumento de que el problema está en pasar de una sola maestra a muchos profesores es insostenible, porque así fueron las cosas siempre. Además, los malos resultados de las pruebas PISA no se explican únicamente por los problemas de la enseñanza media. Si los alumnos salieran bien formados de la escuela, no tendrían un rendimiento tan bajo a los 15 años.

Las pruebas PISA aportan más evidencia sobre lo mal que andamos. Uruguay participó por cuarta vez en 2012, y los resultados que obtuvimos fueron los peores. No solo bajamos el puntaje, sino que lo hacemos mientras nuestros vecinos mejoran. Y la explicación no es que estemos incluyendo. En primer lugar, no es cierto que lo hagamos. Más allá de alguna leve mejora, tenemos el sistema educativo más expulsivo del continente. Pero, además, en toda América Latina los sistemas educativos están consiguiendo incluir mucha más gente y al mismo tiempo mejorar la calidad de los aprendizajes. Hay solo dos excepciones: Argentina y Uruguay.

A todo esto, se suma un terrible problema de equidad. Las pruebas PISA revelan que Uruguay ha pasado a tener uno de los sistemas educativos más desiguales del mundo: hay una distancia sideral entre los pocos que aprenden mucho y los muchos que aprenden poco. Además, el abandono de los estudios (que no es medido por PISA), la repetición, el ausentismo docente y la violencia en los centros de estudio castigan especialmente a los uruguayos más débiles. Países que solemos mirar con ojo crítico, como Chile, están mucho mejor que nosotros en equidad educativa.

El estado de nuestra educación es tan malo que las autoridades inventan éxitos para cubrirse. Por ejemplo, dicen que bajó el analfabetismo (algo que pasa por razones biológicas, ya que el grueso de los analfabetos son personas de mucha edad) o dicen que mejoró la cantidad de alumnos por maestro en Primaria pública (algo que se debe a la pérdida de alumnos por una mezcla de razones demográficas y fuga hacia el sector privado).

Ante este panorama, la pregunta es qué tendría que pasar para que el Dr. Vázquez se alarmara. Cualquiera sea la respuesta, lo cierto es que no lo hace. Simplemente vuelve a su vieja receta (tirar más plata sobre un sistema que dejó de funcionar) y se niega a admitir sus propias responsabilidades.

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Pablo Da Silveira

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