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Sendic y el bloqueo

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El vicepresidente Raúl Sendic ordenó en estos días que se le siga dando trato de “Licenciado”. Y muchos se preguntan cómo pudo haber tomado tal decisión.

El vicepresidente Raúl Sendic ordenó en estos días que se le siga dando trato de “Licenciado”. Y muchos se preguntan cómo pudo haber tomado tal decisión.

La situación de Sendic respecto de su supuesto título es desesperada. Durante años dijo haber hecho una licenciatura. Luego dijo que no. Después lo reafirmó y anunció que presentaría pruebas. Pero las pruebas no aparecieron. Y aun si mañana llegara desde Cuba un papel que acreditara una licenciatura de un año de duración más dos de práctica, nadie que tenga alguna experiencia universitaria lo tomaría en serio.

¿Por qué insistir entonces? Para algunos puede tratarse de torpeza. Otros hablarán de autodestrucción. Pero tal vez estemos ante la aplicación, ciertamente anacrónica y torpe, de una estrategia que Sendic vio usar en esa Cuba donde se formó políticamente. Para considerar esta posibilidad basta con recordar el caso del bloqueo.

Hace más de medio siglo que el régimen cubano viene explicando sus problemas económicos en función del bloqueo impuesto por Estados Unidos: si Cuba no puede mejorar la calidad de vida de sus habitantes es porque se lo impiden desde Washington. Pero la verdad es que el famoso bloqueo solo duró seis días: del 22 al 28 de octubre de 1962. Desde entonces Cuba no sufre ningún bloqueo. Lo que hay es un embargo.

Un bloqueo es una acción militar que consiste en aislar una ciudad, puerto o región para impedir todo intercambio con el exterior. El Derecho Internacional lo considera un acto de guerra.

Un embargo no es una acción militar contra otros, sino una restricción comercial que un país impone a sus propias empresas. La restricción puede ir desde la prohibición de exportar ciertas mercaderías a un destino específico (por ejemplo, armas a una dictadura) hasta la prohibición general de comerciar con un país. El artículo 42 de la Carta de las Naciones Unidas incluye al embargo entre las medidas que el Consejo de Seguridad puede recomendar cuando se trate de aplicar sanciones “que no impliquen el uso de la fuerza armada”.

Estados Unidos bloqueó a Cuba durante la crisis de octubre de 1962. El objetivo era impedir la llegada de barcos soviéticos cargados de misiles. Lo que siguió existiendo después es un embargo general que (con muchas excepciones) prohíbe a las empresas estadounidenses hacer negocios con Cuba. La medida es tan acotada que, en 1996, la Ley Helms-Burton intentó agregar algunas restricciones a las empresas extranjeras que comercien a la vez con Cuba y Estados Unidos, pero con poco efecto.

El embargo es una de las medidas más torpes que Estados Unidos tomó en toda su historia: primero empujó a Cuba hacia el mundo socialista y luego proporcionó a los Castro una excusa para sus fracasos. Pero no es una medida que impida comerciar con el mundo. Si Cuba no exporta miles de millones de dólares a Alemania, Singapur o Sudáfrica, es solo porque no tiene qué venderles.

Pese a que las cosas están muy claras desde el punto de vista conceptual, hace más de medio siglo que el régimen cubano habla del bloqueo. Y la reiteración de la falsedad ha dado sus frutos. Los dirigentes de la izquierda uruguaya que denuncian el bloqueo saben que no existe, pero muchos militantes lo creen porque lo vienen escuchando desde que nacieron.

Tal vez Sendic tenga la esperanza de que ocurra algo similar con su título. Si es así, se está equivocando feo.

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Pablo Da Silveira

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