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Sacrificando futuros

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Como si nos faltaran problemas, algunos voceros del MPP acaban de lanzar una ofensiva contra los liceos privados gratuitos. O, dicho de manera más precisa, contra las exoneraciones fiscales que les permiten atraer donantes. Este ataque se presenta como una lúcida iniciativa a favor de la justicia social, pero es un acto de irracionalidad que solo generará daños a los más débiles.

Como si nos faltaran problemas, algunos voceros del MPP acaban de lanzar una ofensiva contra los liceos privados gratuitos. O, dicho de manera más precisa, contra las exoneraciones fiscales que les permiten atraer donantes. Este ataque se presenta como una lúcida iniciativa a favor de la justicia social, pero es un acto de irracionalidad que solo generará daños a los más débiles.

Lo primero a tener presente en este asunto es el tamaño de las cantidades en juego. Según el informe económico-financiero que acompañó a la última Rendición de Cuentas, en el año 2014 los liceos privados gratuitos recibieron donaciones por unos $ 100 millones (exactamente 100.333.155), equivalentes a unos 4,5 millones de dólares. De acuerdo con la ley vigente, el 83% de esta cantidad fue recuperado por los donantes mediante exoneración de impuestos, lo que significa para el Estado una renuncia fiscal (es decir, dinero que hubiera recibido y no recibió) de unos 83 millones.

Esta cantidad representa un ridículo 0,02 por ciento de la recaudación total de 2014 (los ingresos del sector público no financiero fueron ese año de 387.210 millones). Para tener un punto de referencia, téngase en cuenta que, en el año 2013, el insólito subsidio a la cerveza le costó al Estado más de 400 millones, es decir, unas cinco veces más a valores de 2014.

Pero el costo real de esas exoneraciones es aun más leve, porque los liceos privados gratuitos liberan de cargas al Estado. Los cuatro liceos que hoy funcionan (Jubilar, Impulso, Providencia, Francisco) atienden en conjunto a algo así como mil alumnos: el equivalente de un macroliceo. Según datos del Ineed el costo anual por alumno en la enseñanza media pública fue de 51.960 pesos en 2012. Aun sin actualizar esa cifra, esto significa que esos liceos le representan al Estado un ahorro del orden de 50 millones de pesos al año: bastante más de la mitad de la renuncia fiscal de 2014.

Los voceros del MPP no dicen nada sobre esto. Tampoco parecen recordar que las exoneraciones fiscales pueden aplicarse a cualquier donación que beneficie a un instituto de enseñanza, incluyendo a los públicos, ni explican por qué tanto empresario frentista prefiere mandar a sus hijos a la educación privada en lugar de hacer donaciones a la enseñanza pública.

Por cierto, omiten decir que el Plan Juntos utiliza este mismo mecanismo para atraer donantes. Y aparentan ignorar que los instrumentos que permiten al contribuyente elegir el destino de una parte de sus impuestos son usuales en el mundo democrático.

El ataque contra los privados gratuitos no tiene nada que ver con la razón ni con la justicia. Es solo un intento de destruir lo que no se puede controlar. También busca eliminar un punto de comparación que pone en evidencia el monumental fracaso de una enseñanza pública esclerosada.

Los liceos privados gratuitos están teniendo éxito allí donde ANEP está fallando. Eso se traduce en oportunidades para miles de chicos de carne y hueso que hoy mismo tienen mejores vidas. Pero el MPP quiere acabar con eso, basado en la única promesa de que, dentro de muchos años y de muchos miles de millones de dólares, tal vez encuentren la manera de hacer bien las cosas.

Como pasó tantas veces en el pasado, la izquierda ultra no vacila en sacrificar a los hijos del pueblo en el altar de sus intereses y de sus rigideces ideológicas.

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Pablo Da Silveira

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