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Gimnasia de poder

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Por un momento pareció que este año iba a ser diferente, pero todo quedó igual. El 2014 será penosamente parecido a los anteriores. Las clases no han hecho más que empezar, pero ya están paralizados todos los liceos del país. Bastante más de 250.000 chicos se quedaron hoy sin ir al liceo, por decisión del sindicato de profesores de Secundaria. Y con esta interrupción empieza la dañina pérdida de horas de clase.

Por un momento pareció que este año iba a ser diferente, pero todo quedó igual. El 2014 será penosamente parecido a los anteriores. Las clases no han hecho más que empezar, pero ya están paralizados todos los liceos del país. Bastante más de 250.000 chicos se quedaron hoy sin ir al liceo, por decisión del sindicato de profesores de Secundaria. Y con esta interrupción empieza la dañina pérdida de horas de clase.

Otro año de bloqueo educativo. Otro año de tiempo y dinero malgastados. Otro año de oportunidades perdidas para muchos jóvenes a los que estamos perjudicando. Cuanto más modesto el origen, mayor el daño que les causamos. Los efectos se verán más tarde en las mediciones de las pruebas PISA, o las estadísticas nacionales sobre abandono y repetición. De no mediar cambios importantes, todos esos números confirmarán que el sistema educativo uruguayo se ha convertido en una máquina perversa que amplifica la desigualdad. Y lo peor es que esa catástrofe no nos cae del cielo, sino que se va construyendo mediante la acumulación de días como hoy. Ahora mismo estamos agregando lastre sobre las alas de miles y miles de uruguayos que sólo necesitan una educación de calidad para poder aprovechar las oportunidades que trae el crecimiento económico.

Lo peor es que este paro ocurre sin que haya razones que puedan justificarlo. El sindicato denuncia que un 6,5% de las horas docentes todavía no fue adjudicado, lo que probablemente sea cierto pero es la situación normal en cada inicio de cursos desde hace muchos años. La manera de evitar este problema recurrente sería modificar el régimen de elección de horas, pero eso es algo a lo que se opone el propio sindicato.
No hay ningún hecho nuevo ni imprevisto que justifique este castigo a los alumnos y a sus familias. Se trata apenas de una descarnada gimnasia de poder. Los sindicatos quieren comunicarle a la nueva Directora de Secundaria que son ellos los que mandan. La Directora tuvo la osadía de demorar unos días en responder un pedido de entrevista y eso fue vivido como una afrenta intolerable. Para los sindicatos de la enseñanza no hay nada más prioritario ni más perentorio que ellos mismos. A la autoridad que no lo entienda, se le hará la guerra.

Los sindicatos saben que ganarán esa guerra (o al menos esta batalla) porque la directora Celsa Puente es un tigre de papel. Quiso exhibir personalidad al inicio de su gestión y hasta llegó a mostrar un poco los dientes, pero no tiene atrás un gobierno que la vaya a respaldar si las papas queman. Entre ella y los sindicatos, el presidente Mujica va a elegir a los sindicatos. Ese mensaje está muy claro, como está muy claro que las horas de clase perdidas nunca se van a recuperar. Esta actitud del gobierno constituye la causa principal de todo lo que está ocurriendo.

Casi diez años y muchos miles de millones de dólares después de la llegada del Frente Amplio al gobierno, la patética historia se repite: la educación sigue empantanada y quienes pagan el costo son los más débiles. Que el motivo del paro sea la elección de horas en Secundaria agrega tristeza a la situación. Hace años que se sabe que ese sistema es nefasto. Hace años que las autoridades anuncian su voluntad de cambiarlo. Hace años que no consiguen cambiar una coma. Pero todos fingen actuar como si estuvieran ante un problema que se plantea por primera vez.

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Pablo Da Silveira

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