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Educación privatizada

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Los sindicatos de la enseñanza han decidido movilizarse contra la privatización educativa. Y en cierto sentido tienen razón, porque estos diez años de gobierno del Frente Amplio han sido un período de expansión de la enseñanza privada. Veamos solamente algunas cifras

Los sindicatos de la enseñanza han decidido movilizarse contra la privatización educativa. Y en cierto sentido tienen razón, porque estos diez años de gobierno del Frente Amplio han sido un período de expansión de la enseñanza privada. Veamos solamente algunas cifras

.En el año 2004 había en el país 367.428 escolares. De ellos, 319.903 asistían a escuelas públicas y 47.525 a escuelas privadas. En el año 2013, el total de alumnos había descendido a 324.783. Dicho de otro modo: había unos 42 mil alumnos menos que diez años antes, lo que representa una caída del 12%. Esta reducción se debe básicamente a razones demográficas, pero ese factor no explica el dato más llamativo: mientras primaria pública tuvo una fuerte pérdida de alumnos, hubo un crecimiento de la primaria privada. El sector público perdió casi 52 mil alumnos entre 2004 y 2013, lo que representa una caída del 16%. La matrícula privada creció en más de 9 mil alumnos, lo que significa un incremento de casi el 20%. El número total de escolares se redujo, pero el sector privado creció tanto en términos relativos como absolutos.

En la enseñanza media se registró un aumento moderado del número total de inscriptos. En el año 2004 había 306.778 alumnos y en el 2013 había 337.634 (es decir, un 10% más). Detrás de esta evolución se esconde una caída de Secundaria pública, un aumento de la educación técnico-profesional y, nuevamente, un aumento de la educación privada, que en el correr de esos años pasó de atender a 35.192 alumnos a ocuparse de 43.494 alumnos (un crecimiento del 23%, más del doble del crecimiento de la matrícula total).

La educación universitaria tuvo un crecimiento vigoroso: pasó de 79.650 estudiantes en 2004 a 107.619 en 2013. Pero mientras la matrícula de la Universidad de la República aumentó un 22% (pasó de tener unos 70 mil estudiantes a tener unos 86 mil), la matrícula de las instituciones privadas creció un 121% (de algo menos de 10 mil estudiantes a algo más de 21 mil).

Así que los sindicatos tienen razón: los años de gobierno del Frente Amplio han sido años de expansión de la educación privada en todos los niveles. En lo que se equivocan (o al menos aparentan equivocarse) es en sostener que eso se debe a alguna clase de conspiración de la que sería cómplice el gobierno. El crecimiento de la educación privada se explica por una combinación entre una mejora en los niveles de ingreso y un fuerte deterioro de la enseñanza pública. Y en este deterioro tienen una responsabilidad directa los propios sindicatos, que durante años impulsaron decisiones que atentan contra la calidad de los aprendizajes (por ejemplo, presionaron para llegar al actual sistema de distribución de horas docentes) y que ahora mismo castigan a los alumnos y a sus familias con los paros indiscriminados.

Los sindicatos de la enseñanza se oponen a que existan instituciones como el Liceo Jubilar o el Liceo Impulso, o a que otro sindicato inicie su propia experiencia. Pero prefieren no ver que, si la enseñanza pública funcionara mejor, es probable que esas instituciones no hubieran llegado a existir ni tendieran a multiplicarse. El proceso de privatización existe, y los sindicatos de la enseñanza están entre sus principales impulsores. No es eso lo que les preocupa, sino que se consoliden puntos de comparación que dañen aún más su ya deteriorada imagen.

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Pablo Da Silveira

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